Cuando el cuco deje el nido...

Es muy posible que el encabezamiento sugiera  a los lectores de cierta edad el título de una película de los años 70, en la que destacó Jack Nicholson, el actor más idóneo para el papel más desordenado.  “One flew over the cuckoo's nest” (“Alguien voló sobre el nido del cuco”) es el título y está basada en la primera obra literaria  de Ken Kesey. Esta novela recogía muchas de las experiencias de su vida personal, de su contacto con el mundo de las drogas psicotrópicas y de su trabajo en un hospital psiquiátrico.

“Cuckoo”, como nombre,  significa cuco o cuclillo, y como adjetivo quiere decir lelo, tonto, imbécil, absurdo…La segunda acepción reflejaba un estado anímico de su vida real, y la primera es  una pura  contradicción  en sí misma, porque el “cuco” no construye  nidos y se aprovecha del ajeno.

El cuco utiliza la estrategia de puesta, un tipo de cleptoparasitismo, consistente en depositar sus huevos en los nidos de otras aves, para que sean esos hospederos los que se encarguen de la cría de sus descendientes, y al librarse de ella y de la realización del nido, puedan dedicarse a producir mayor descendencia.

Las hembras del cuco común europeo (Cuculus canorus) ponen huevos que se mimetizan en el nido del ave hospedera, y ésta colabora, consciente o inconscientemente, en su custodia y sustento. El pollo del cuco eclosiona antes rompiendo el huevo en el nido de la otra especie, y se desarrolla más rápido al comer más, mientras que  los otros mueren por inanición. Los pichones del “cuculus” (cuco) están dotados de una concavidad dorsal que les permite empujar y sacar fuera del nido a cualquier otro huevo o pichón, con lo que va eliminando metódicamente a todos los demás ocupantes.

Ante la amenaza de los cucos, las aves hospederas también han desarrollado sistemas de defensa: eligen sitios de anidación más difíciles, comienzan más tempranamente la incubación y defienden con agresividad su territorio, y en grupo, si se dan las circunstancias. La mejor defensa que ejercen es la expulsión del huevo parásito, si ha sido reconocido, o su inutilización mediante un continuo picoteo. Cuando los huevos son miméticos, los hospederos  corren el riesgo de equivocarse  expulsando  uno de los suyos.  Otras veces, en vez de expulsar a los explotadores cucos,  los hospederos abandonan el nido, y comienzan otro nuevo. Llegan, incluso, a destruir la que fue su casa, su propio nido.

Este comportamiento parece ser que no se da únicamente en el reino animal con los “cucos”, sino que se está reproduciendo en algunos partidos políticos y a diferentes niveles de responsabilidad o cargo. No sé si  ya me habré vuelto  “cuckoo”,  pero tengo la sensación de que cuando un líder deposita el huevo de la sucesión mediante un nombramiento digital, o un congreso elige a su líder  mediante elecciones, y  sale uno de otra especie, que termina con lo genuino y la marca de la casa, y lanza fuera de ella a todos sus anteriores moradores, sus potenciales competidores en su estrecho y egoísta  entender, el cuco está volando sobre nido ajeno...

Cuando un líder o responsable político va dejando, a lo largo de su carrera, innumerables cadáveres políticos a diestra y siniestra, por delante y por detrás, y se siente alimentado por las bases  del partido con su apoyo y sus votos o por algún dirigente superior, tengo la imagen del cuco volando sobre nido ajeno...

Cuando uno cree estar en su nido, y ve que le están intentando dar el cambiazo, cuco por carricero, se le presentan varias alternativas: defender, si es posible con los demás, el nido de la especie primigenia o alejarse y comenzar uno nuevo (ejemplos los hay  recientes) o destruir el que había. En todos estos casos veo al cuco sobrevolando  el nido ajeno.


De todas formas, cuando el cuco deje el nido, renacerá la esperanza...