Méritos, trabajos y éxitos del "paracaidista...político"

Una de las actividades más concurridas y esperadas el “Día de la Función” de las fiestas patronales de Aranda es la que ofrece la Escuela Militar del Ejército del Aire en el campo de  fútbol “Virgen de las Viñas”. Los asistentes se entusiasman con la precisión con la que aterrizan en el lugar determinado  los paracaidistas venidos de las alturas, lanzados desde su "sede aérea"...Pero no será de éstos de quien  tratemos, sino de otros más mucho más aferrados al terruño, con los pies en suelo  firme y la cabeza en un cargo.

Se conoce como “paracaidistas” en el argot político a las personas venidas de fuera que encabezan listas electorales o aparecen en lugares destacados de ellas, tanto en provincias como en ciudades o poblaciones menores, a las que  pretenden representar.

En las listas electorales se producen increíbles equilibrios entre los “paracaidistas”, “fieles”, “cuneros” (en la la R.A.E.  “candidato a diputado a Cortes: extraño al distrito y patrocinado por el Gobierno"), “cañeros”,  que se rodean o rodean de otros mejor  y peor preparados dispuestos a ganar.

Los “paracaidistas” son personas valientes que no sienten el vértigo de un aterrizaje forzoso en un lugar en el que ni pagan impuestos ni viven ni se les ve por el mercado. Su presencia es requerida por la necesidad de colocar a ¿algún peso pesado? o mandar fuera de la lista a otros aspirantes a  candidatos. Cuando uno de éstos dice como presentación "es para mí un honor encabezar la lista por esta ciudad (o localidad)" nos está indicando que no hay más remedio o que es la solución a sus ambiciones.

Los políticos no gozan de buena imagen ni resulta fácil dedicarse a ese oficio que no requiere preparación previa, en principio, aunque sí para su puesta en práctica. Los políticos más independientes y profesionales son los que tienen  la vida económica resuelta, y los más audaces y persistentes los que no la tienen en absoluto. En el primer caso, si los vientos son contrarios, volverá a su profesión cuando lo desee, y en el segundo, difícil será, por carecer de ella o de otro medio de vida. A esta clase de políticos sin profesión determinada  pertenecen los “paracaidistas” más temidos, bregados en las luchas intestinas del aparato, y que lucharán con uñas y dientes por llegar a un puesto o mantenerse en él, y que les reporte  lo que su anterior medio de vida les negó. Es cierto que estos políticos no dan mal resultado, y por eso son apoyados por los de arriba y menospreciados por los de abajo.

En las elecciones municipales, el conocimiento que los ciudadanos tienen de los componentes de las listas suele ser decisivo, por lo que la incorporación  de “paracaidistas” en ellas resulta  nefasto. Los ciudadanos prefieren a los candidatos con experiencia en “su política municipal”, conocedores de ella y conocidos por ellos,   que a los lanzados  por la élites y burocracias de los partidos a pequeñas o grandes poblaciones. Decía el socialista Joaquín Leguina, a propósito de las primarias madrileñas entre Tomás Gómez y Trinidad Jiménez, que se habían acabado los “paracaidistas” en Madrid que soltaba Ferraz cuando quería, y que la brigada paracaidista se había terminado, así como los candidatos de quita y pon…

No suelen ser fichajes definitivos los “paracaidistas” para puestos electos, y de eso hay abundantes ejemplos en todos los partidos: Felipe González se fijó en Garzón con billete de ida y vuelta; Zapatero  fichó a Bernat Soria, a César A. Molina, a Miguel Sebastián para la alcaldía de Madrid,  y Rajoy a Manuel Pizarro. Todos decían que se quedarían, pero pronto se marcharon....

Dentro de pocos días tendremos las elecciones municipales y autonómicas. ¿Veremos a distinguidos “paracaidistas”   en listas próximas y lejanas? Seguro que a más de uno. ¡Pues suerte al “paraca” en su aproximación a tierra…!

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Hoy, ddía 6 de mayo de 2011, comienza la campaña electoral  para las elecciones municipales y autonómicas y con ella, llegan los..."paracaidistas"...a nuestra tierra...

Oda satírica al “paracaidista...político”

Es la digna “figura del talante",
insignia del poder establecido.
Es el “paraca” un fiel agradecido
sometido a la voz del dominante.

Ejemplo de “persona dialogante”
y apreciado por parte del partido,
siempre dispuesto a un cargo distinguido
que enaltezca su rol de  militante.

“Los paracas” se vuelven populistas
cuando llegan las nuevas elecciones...
se ponen los primeros de las listas
entre aplausos, codazos y empujones,
desplazando a los más inconformistas
que puedan recortar sus pretensiones,
y …moverles…y …tocarles…los sillones.