Von Kempelen, ingeniero de la corte, es el inventor de un sorprendente artilugio compuesto de una caja y un extraño humanoide que juega al ajedrez y vence la mayoría de las veces. Los nobles cortesanos europeos se disputaban el privilegio de jugar contra la máquina, contra el diabólico muñeco ataviado con túnica y turbante que aparentaba ser un dignatario turco, en recuerdo a los inventores del ajedrez en tierras orientales.
(Derecha, portada de la novela, Ed. Grijalbo)
Todos ansiaban jugar, ganar y descubrir el ingenioso mecanismo que movía el brazo del humanoide que con fina precisión trasladaba fichas de casilla en casilla y ganaba a sus oponentes. El autor de la novela va describiendo personajes y ambientes palaciegos mientras crea tensión en el lector.
Pero no todo es ficción en esta novela, porque Kempelen existió realmente y su máquina de ajedrez también, siendo conocida como “El Autómata” o “El Turco”.
Pero lo más original del invento radicaba en lo que nadie podía imaginar: dentro se escondía un buen jugador de ajedrez, real, de carne y hueso. A lo largo de su amplia trayectoria, la máquina de ajedrez contó con distintos jugadores como colaboradores, y disputó partidas contra personajes famosos de la época como Napoleón, Catalina II, Edgar Allan Poe, Franklin y muchos otros.Wolfgang Von Kempelen construyó en 1769 “El Turco”. Su maquinaria se albergaba en una peculiar caja que mostraba los engranajes de relojería y creaba una ilusión óptica en los espectadores. Todos especulaban sobre su funcionamiento y algunos creían que era un niño o un enano introducido en el maniquí el que movía las fichas. El mecanismo era mucho más complejo: contaba con un tablero de ajedrez secundario que manejaba el operador, mediante un sistema de imanes y espejos y oros utensilios, para dar las órdenes al muñeco.
Muerto Kempelen en 1804, “El Turco” pasó a manos de Maelzel, quien realizó giras por Europa y América. Tuvo distintos propietarios y acabó exhibido en el Museo Chino de Filadelfia, donde quedó destruido por un incendio en 1854.
(Derecha, contraportada de la novela)
El secreto de Kempelen se mantuvo hasta 1834, en el que Jacques Mouret, antigua gloria del ajedrez y uno de los varios operadores de la máquina (1820) vendió el secreto a “Magazine pittores” por una botella de licor: desde el interior del “Turco” se dirigía las partidas.
Dicen que resultó calcinado por el fuego…pero somos muchos los que creemos que su espíritu sobrevivió, y aún perdura en nuestros días, moviendo peones y alfiles, reyes y reinas, intercambiando fortalezas y plazas fuertes según las conveniencias y dirigiendo los movimientos de políticos de bajo y alto nivel, comarcal o nacional, y de importantes líderes mundiales como al “Turco” del ajedrez.
Si nos centramos en la política española actual, ¿No tenemos la sensación de que alguien a quien ni vemos ni conocemos dirige la economía internacional y especialmente la nuestra al mismo tiempo que la acción política? ¿No existirán oscuros lobbys que alimentan a unos más oscuros intereses?
Si el mismo Rey de España ha declarado recientemente a las víctimas del 11-M, que a él no se le ha contado todo lo referente al 23-F, ¿Quiénes movieron los hilos de aquella grotesca situación? ¿Fue Tejero “El Turco” o "el cabeza de turco"? ¿Quiénes jugaron realmente la partida durante aquellas fechas?
Y en el 11-M, ¿Quiénes fueron los autores intelectuales? Pasado el juicio presidido por el Juez Bermúdez en la Casa de Campo por los atentados de los trenes de la muerte de Atocha, y con las Sentencias de la A. N y del T. S. seguimos sin conocer quiénes lo idearon, quiénes dieron la orden y quiénes lo ejecutaron.¿Quién y por qué mandó destruir los trenes a las pocas horas del atentado para destruir el escenario y eliminar pruebas? Aún tenemos incontables dudas y preguntas. ¿Quiénes estaban dentro de esa infernal maquina de ajedrez de muerte?
Ya han pasado las elecciones municipales y se ha conformado elnuevo Ayuntamiento arandino de seis partidos políticos con su alcaldesa al frente, y la pregunta tambièn nos puede rondar, ¿Sentiremos la presencia no corpórea del “Turco” en nuestra ciudad como en otras épocas sintieron los españoles que un valido movía la mano del rey? ¿ Se habrá construido alguna nueva máquina de ajedrez como la de Kempelen que jueguen partidas en tableros urbanos?...
Es posible que alguna mente calenturienta se haya dejado arrastrar por su imaginación y crea ver al “Turco” en Aranda, disputando extrañas partidas y moviendo fichas según interesadas órdenes foráneas. Metidos en harina, ¿Por qué no una partida múltiple?... ¿La habremos tenido ya sin darnos cuenta? Torneos de ajedrez se han jugado y se juegan en los soportales de la Plaza Mayor de Aranda, pero creo que nunca han llegado a traer al “Turco”, porque quedó hecho cenizas hace muchos años y nadie se ha molestado en hacer otro semejante… Y otros ni siquiera habrán oído hablar del “Turco” o de Kempelen, aunque hayan podido sufrir sus efectos.
Además, "El Turco" es hoy pura ficción, ¿O no?.
Además, "El Turco" es hoy pura ficción, ¿O no?.