En el capítulo anterior vimos las reflexiones que los partidos políticos habían realizado sobre los 100 días primeros de Raquel González en la alcaldía de Aranda. A continuación expondré mis propias observaciones y comentarios sobre las distintas aportaciones de los partidos políticos: en éste, las coincidencias, y en el siguiente, las peculiaridades de cada uno.
Sería aconsejable que nuestra alcaldesa tuviera presente el siguiente proverbio árabe: “Si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso. Si te lo dicen dos, mírate a un espejo”... Y si pudiera extraer conclusiones, mucho mejor. La coincidencia de varios partidos en el análisis de los problemas puede ser síntoma de una realidad. Si existiera de hecho, sería insoslayable, y aunque se ocultara, seguiría emergiendo. La euforia inicial tras la victoria en las municipales (perdiendo un concejal y obteniendo el porcentaje más bajo de la historia del centro derecha arandino, con un 33,66%) debería haber cesado hace tiempo en el grupo y Partido Popular, y sus dirigentes deberían haberse dado un baño de realidad práctica de que la exigua mayoría minoritaria municipal de la que se dispone, no permitirá demasiadas alegrías en el gobierno durante los cuatro años de mandato.
Se lo han dicho claramente desde otros partidos: hay inestabilidad y falta de consenso para llegar a acuerdos con los demás grupos con el fin de solucionar los problemas existentes y avanzar en el desarrollo y progreso de la ciudad. Cien días no es mucho tiempo para presentar una hoja de resultados positivos, pero sí el suficiente como para demostrar mejores actitudes y valiosas aptitudes, porque todas son necesarias.
La concesión de la licencia provisional para la celebración de la feria taurina en la plaza de toros cubierta ha dejado, de momento, al PP en la más absoluta soledad entre los grupos municipales y en el centro de un agria polémica sin término entre los ciudadanos, multiplicada por las acciones posteriormente emprendidas por el empresario de la plaza de toros, y no esperadas por la alcaldesa. Parece mascarse en el ambiente una extraña sensación de ingratitud y engaño ante la aparente buena fe y ganas de solucionar un problema enquistado en la ciudad, del que Raquel González no tuvo ni arte ni parte en su formación y en su desarrollo. Creyó que la corrección de “ciertos problemas” era suficiente motivo para creer y confiar en la solución total venidera, y concedió unilateralmente y bajo su responsabilidad la licencia provisional. Hemos podido constatar después que eso no era suficiente para el empresario, que quiere, solicita y exige la licencia definitiva a pesar de haber incumplimientos claros del contrato.
Ahora que parece que se aproxima la solución final al problema de los aparcamientos de la plaza de toros, veremos cómo lo hace cada uno y cómo atraviesan sin chamuscarse el aro de fuego del que se rodearon. Cree la alcaldesa que para salir indemne y victoriosa de la prueba cuenta con dos puentes: modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana o concesión de “autorización de uso excepcional de suelo rústico a una parcela" situada entre el canal de Aranda y la carretera de Sinovas, en el término de la cuesta de San Pelayo, que permita la construcción de los aparcamientos requeridos para lograr la licencia definitiva.
Serán en primer lugar los informes técnicos los que allanen voluntades. Si fueran desfavorables, es de suponer que los políticos no opten por semejantes medidas. En caso contrario, delicada y poco probable situación, una modificación puntual del PGOU tendría que ser aprobada por el Pleno Municipal, con al menos 11 de los 21 concejales, y eso, hoy por hoy, no está en manos de la alcaldesa. Pedir la colaboración que hace dos meses se despreció al decidir por su cuenta y sin tener en la misma a los demás grupos, en un tema sensible y controvertido, puede dejar en un lamentable estado a la regidora.
La otra salida de emergencia, "la concesión de autorización de uso excepcional de suelo rústico", puede ser aprobada por la Junta de Gobierno, sin pasar por el Pleno. Pero esto también conlleva riesgos: han de disponer primero de informes técnicos favorables y llevarlo a la Junta de Gobierno Local. Si el PCAL obra en coherencia, puede votar en contra, con lo que sería aprobado por solo seis de los ocho votos. Quedaría pendiente después que Don Victoriano se hiciera con la parcela propiedad de TCM, para construir en ella los aparcamientos, según las condiciones que se establecieren y acordaren, así como su uso y explotación. ¿Volverá la alcaldesa a decidir solamente con los votos de su grupo, con el presumible desgaste que eso conlleva? ¿Y la decisión de su grupo contaría con el apoyo decidido de su propio partido, si llegara a pedir su opinión, que ni la necesita ni está obligada a pedirla, por supuesto?
La prudencia es un signo de inteligencia que debe practicarse siempre, y muy especialmente cuando se quiere salir de un laberinto con mayores efectivos de los que se dispone. El maestro Sun-Tzu, en su tratado sobre “El arte de la guerra” (cap. El ejército en marcha, ap.40) lo preveía: “Si tus tropas no superan ampliamente en número a las del enemigo, sólo significa que no se puede llevar a cabo un ataque directo. Lo único que podemos hacer es, simplemente, concentrar todas nuestras fuerzas disponibles, vigilar atentamente al enemigo y tratar de conseguir refuerzos”. Estoy seguro que los estrategas del PP ya tienen planteado el combate…y estarán negociando los refuerzos. Pero ¿De dónde vendrán y a cambio de qué?
Seguirá...