Se intuía desde hace tiempo que la lucha ideológica entre la izquierda y el PP surgiría en cualquier momento, y así ha sucedido en cuanto el partido ganador ha iniciado un tímido cambio en el sistema educativo español. ¿Es el mundo de la educación un coto cerrado en el que la izquierda tiene el monopolio de las leyes y todos han de estar sometidos sus reglas? En esta primera entrada se expondrá una cronología de acciones y manifestaciones, con el fin de encuadrar el debate, dejando para la segunda el análisis de los errores, mentiras, falsedades y medias verdades que estos días se han denunciado.
El ministro de Educación, Sr. Wert, expuso su proyecto de actuaciones para esta legislatura, en el Congreso de los Diputados, el pasado día 31 de enero. En el apartado nº 5, respecto a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, propuso su sustitución por otra nueva, Educación Cívica y Constitucional. El Gobierno del PP quiere que la nueva materia esté liebre de polémica y controversia, de cuestiones susceptibles de “adoctrinamiento ideológico”, y que se centre en la Constitución y en las instituciones de la Unión Europea. Terminada la comparecencia, surgieron las críticas de quienes estaban a favor del mantenimiento de la EpC, y en contra de quienes osaran prescindir de ella.
Desde el diario “Público” se señalaba que Los cambios en Ciudadanía no satisfacen a las asociaciones de padres. La CEAPA acusa que la asignatura ha sido eliminada "únicamente para contentar a los sectores fundamentalistas religiosos". ¿No existen más asociaciones de padres que CEAPA? El lenguaje empleado contra los que discrepan de la EpC es insultante. Pero resulta más significativa esta expresión: “…la asignatura de Educación para la Ciudadanía será sustituida por una de educación cívica y constitucional.” ¿Simple error o desprecio intencionado en el uso de mayúsculas y minúsculas para cada asignatura?
El periodista Ignacio Escolar se mostraba contrario al cambio en su “Requiem por la ciudadanía”. Si intentó jugar con la palabra "ciudadanía", el resultado fue decepcionante. ¿Cree necesaria una oración por toda la ciudadanía española, "difunta" según su apreciación, por cumplir el PP una promesa de su programa? Escolar se esfuerza en demostrar que esa materia ni era “adoctrinante” ni atacaba a nadie. El grueso de su argumento se centraba en airear "la campaña manipulativa de la derecha reaccionaria contra un ensayo de Akal", “Educación para la Ciudadanía. Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho”, que no era un libro de texto, que nunca se usó en los colegios ni fue homologado por el Ministerio de Educación. En el prólogo a la segunda edición, sus autores confirman esa teoría. En este otro enlace puede leerse algo más del original de ese ensayo.
Al día siguiente de su comparecencia parlamentaria, el Sr. Wert fue entrevistado en la SER, donde se le preguntó por algunos ejemplos del supuesto adoctrinamiento ideológico de la materia que justifique su sustitución por otra, a lo que el ministro respondió con estas dos citas de “Educación para la Ciudadanía. Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho”,
"Los capitalistas son como ratones en una rueda que corren más deprisa con el fin de correr aún más deprisa". (Página 106)
"El capitalismo es como un tren sin frenos que se acelera cada vez más. Camina, sin duda hacia el abismo, pero este abismo no es como los marxistas imaginaron su fin inevitable que dará paso al socialismo. Lo que está fuera de control es precisamente el capitalismo y el socialismo no es otra cosa que el freno de emergencia. Es la única esperanza que le queda a la humanidad para pararle los pies al capitalismo”. (Página 123).
Por la lectura de estos enunciados estalló una controversia estúpida, ciñéndose exclusivamente al aspecto formal de si era o no un libro de texto, y olvidándose del fondo y su mensaje, de su presunto carácter adoctrinador.
Ignacio Escolar volvió con “El ministro Wert se traga las mentiras sobre Ciudadanía”. Se preguntaba si era un error del ministro o si mentía de forma consciente, terminando con otro interrogante: “¿Rectificará el Gobierno cuando descubra que ese “adoctrinamiento” jamás estuvo en el aula?”
El diario El País criticaba que “las reformas del PP son ideológicas y generan inestabilidad en el sistema educativo”, y que “ cada Gobierno, al iniciar su mandato, cambia el modelo y la estructura de la educación,. El del PP no podía fallar… El problema de Educación para la Ciudadanía es artificial; … un ministro que ayer justificaba su decisión recitando un texto "adoctrinador" que ni siquiera recogen los libros escolares que ahora se pretenden modificar.”
Pero sin duda, la afirmación más lesiva contra la libertad personal está al final del párrafo mencionado:
“En cualquier caso, los niños no son propiedad de los padres y un Estado democrático y aconfesional tiene la obligación de organizar la enseñanza teniendo en cuenta lo que beneficia a su formación integral, a veces al margen de las preferencias particulares de los progenitores o de sus iglesias”. ¿No será antes el individuo y la persona que el Estado? Lo que de verdad fastidia es aún haya quienes ni quieren ni creen que la competencia de Estado en la educación prime absolutamente sobre la que los padres tienen con respecto a sus hijos. Ese es el centro del problema.
Los autores de libro “Educación para la Ciudadanía. Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho”– ensayo lo llaman ellos- salieron a reafirmar que no se trata de un libro de texto. "Es obvio que no es un libro de texto".
El diario “Público” recogía las declaraciones de los representantes de la Editorial Akal :"¡Que no es un libro de texto, señores, que no, que no mientan!", añadiendo que Akal estudia "posibles acciones" después de que Wert hiciera pasar un ensayo crítico con Ciudadanía por un manual de la asignatura para descalificarla.
Y mientras tanto, “Público” seguía con su guerra particular: “Wert da por buena una mentira para justificar el fin de Ciudadanía. El ministro carga contra la asignatura leyendo párrafos de un libro que nunca aspiró a ser manual, que no se usó en colegios y que jamás fue homologado”
Otros periódicos como La Vanguardia, y por motivaciones distintas, han criticado también al ministro Wert : "¿Quién asesora a Wert? Ni las citas sobre Educación para la Ciudadanía son ciertas ni es verdad que Francia haya pedido a la UNESCO reconocer la tauromaquia como patrimonio de la Humanidad":
"El miércoles, durante una entrevista, citó dos ejemplos del supuesto "dogmatismo" de la asignatura Educación para la Ciudadanía, materia que él mismo se ha encargado de sustituir... Pero ninguno de los dos párrafos, que hablaban de socialismo y capitalismo, eran en realidad de ningún libro de texto que usen los alumnos, sino que pertenecen al ensayo Educación para la Ciudadanía. Democracia, capitalismo y Estado de derecho, editado por Akal.La editorial tuvo que emitir un comunicado en el que pedía que no se confundiera el citado ensayo con el manual de la asignatura, ya que no tienen nada que ver. Con contundencia, Akal puntualizaba: "cualquier información que se publique que no se atenga a esta realidad falta deliberadamente a la verdad".
NOTA: el próximo día veremos las respuestas del Ministerio de Educación, la existencia de posibles ejemplos del supuesto adoctrinamiento en libros de texto de EpC en la editorial Akal o en otras, y si el libro del debate es "un ensayo o un libro de texto".
La izquierda va contra empresarios y por que no hacen empresas los del PSOE y la IU y nos enseñan a todos como hay que hacer bien las cosas y generan riqueza y la reparten bien entre los trabajadores y con los impuestos, no se algo deberian hacer en estos tiempos de crisis en vez de estar en la calle tras una pancarta.
ResponderEliminarNo me había enterado de que aún había Izquierdas. Desde que murió Camacho se han pasado todos a la barricada del todo vale.
ResponderEliminarTengo una pregunta : ¿Por qué y para qué puso Zapatero esa asignatura de Educación para Ciudadania? ¿Qué perseguía con ello? Según la respuesta entenderemos los objetivos del gobierno socialista.
ResponderEliminarRespuesta: moldear las almas infantiles y juveniles con las teorías que propugna la izquierda sobre su moral y que quiere que los demás la aprueben. La cosa está en saber quien tiene que educar en la moral y las costumbres si la familia o el estado. Es de suponer que una familia de tradicion cristiana no apruebe otra moral contraria para sus hijos, sin meterse en vidas ajenas.
ResponderEliminar¿Ciudadanos programados?
ResponderEliminarMucho se ha echado en cara a la Iglesia su tradicional intromisión y atribuciones en las cuestiones que afectaban a la la moral y a las costumbres. Es lo cierto que los que tenemos una cierta edad nacimos en ese estado de cosas y solamente al adquirir un cierto grado de madurez pudo darse una crítica más o menos explícita a una situación de facto que era parte del paisaje y de nuestra idiosincrasia como país. Las manifestaciones de esta crítica en la posguerra podían ser múltiples pero casi siempre dentro de unos límites que pudiéramos considerar discretos.
El preámbulo anterior no quiere pasar por alto que la situación de la ciudadanía española no es hoy como era hace años. Existe en general un espíritu más crítico sobre todo lo que suponga imposiciones ideológicas de tipo restrictivo. Naturalmente que cada familia tiene derecho a mantener su propia ideología y educar en ella a sus hijos. La cuestión es si el Estado para compensar las atribuciones irrenunciables de la familia está legitimado para imponer a los educandos una determinada manera de ver la vida, el mundo y las relaciones sociales. Parte de la ventaja, hecha desde una ideología de izquierda, de que en general su tipo de formación se basa en una real o supuesta tolerancia, en una relativización de la moral y en la comprensión, cuando no el fomento, de la rebeldía ante cualquier limitación en el terreno moral.
Sin embargo el no valorar la situación en su conjunto nos puede llevar a la ignorancia sistemática de importantes capas de población que no defienden esos mismos valores. Ello no las convierte ni en antidemocráticas ni en derecha cavernaria y su derecho a existir tendría que ser indiscutible, por encima de campañas antimarketing al uso. De no ser así la palabra "tolerancia" tendría que desaparecer del apartado especificaciones del catálogo.
Si los partidos políticos no son capaces por motivos ideológicos de consensuar un contenido para esa asignatura lo mejor es que ésta desaparezca del Currículum. El desacuerdo ya implicaría que algo de ideología hay. Incluso aunque se tratara de algo meramente subjetivo es lo cierto que es percibida por una parte de la población como pura "ingeniería social".
Por lo que veo Duerobajo está en contra de lo que quiere El País y que lo copio integramente.
ResponderEliminar“En cualquier caso, los niños no son propiedad de los padres y un Estado democrático y aconfesional tiene la obligación de organizar la enseñanza teniendo en cuenta lo que beneficia a su formación integral, a veces al margen de las preferencias particulares de los progenitores o de sus iglesias”.
Y yo también estoy en contra porque el Estado no puede meterse sus narices en la vida privada y familiar y particular. De quien son los niños, de los padres o del Estado. Eso se hacía en Rusia y en China que a los niños los eduque el Estado, y así les va. Me interesa mucho la opinión de Chemaranda sobre ese particular. ¿Hasta donde puede llegar el Estado en menoscabo de la voluntad de la familia? Agradecimiento por adelantado.
Una respuesta con algunas consideraciones.
ResponderEliminarMe pregunta un lector mi opinión sobre los límites que debería tener una intervención educativa estatal en la vida estrictamente privada y familiar. Planteadas así las cosas la respuesta sería sencilla: Negación absoluta a la posibilidad de esa intromisión. El problema viene cuando se trata mediante reglamentos (entiéndase sesgos) de desarrollar el Decreto que dio origen a la asignatura. Sabido es que el conde de Romanones, político español, cacique de Guadalajara de larguísima trayectoria, llegó a decir que no había ningún inconveniente en que las Cortes legislaran en cualquier sentido siempre que él pudiera redactar el reglamento que desarrollara la ley aprobada. ¿Qué se considera intromisión? Esto lo tendría que aclarar un reglamento, que difícilmente dejaría satisfechos a todos. Tendríamos que descender a una prolija casuística y determinar en cada caso si el Estado puede o no inmiscuirse en tal o cual cuestión. Los casos no suficientemente claros quedarían a merced de procedimientos judiciales. De momento los reglamentos están siendo los enfoques que los diferentes libros de texto (de nuevo sesgos) parecen estar dando, aunque muchos de los que se quejan pudieran en principio no estar en desacuerdo con el Decreto que sirve de base a la asignatura.
La llamada Educación Doméstica es legal en España, aunque insuficientemente conocida. Cuando el Estado ha pretendido arrancar a sus familias a los niños acogidos a este tipo de enseñanza, basándose en un derecho exclusivo a ocuparse de la escolarización obligatoria de los menores, ha perdido los procesos judiciales entablados. Naturalmente, es necesario acreditar que la formación que los niños reciben es adecuada. Viene a cuento la mención de este tipo de enseñanza porque aunque sea muy minoritaria no parece que se pueda exigir a los padres una determinada orientación ideológica. La sociabilidad de estos educandos no parece tampoco en general resultar afectada.
Recuerdo que cuando hace muchos años se intentó por parte de algunos maestros pioneros, dar a los niños unos rudimentos de educación sexual, hubo en muchos colegios auténticos problemas con algunos padres, a pesar de que en la mayor parte de los casos la asepsia era notable, no se trivializaba la sexualidad y se trataba normalmente del hecho fisiológico: lo que podía ser una clase de Ciencias de la Naturaleza. Generalmente la parte de educación de la afectividad se solía obviar. Quedaba ésta diluida, en muchos casos, en el conjunto de las materias del currículo, que no necesitaban de un texto reglado adoctrinador, ya que cada maestro con sus palabras y sus gestos podía y puede, aunque hoy en mucha menor medida, transmitir a sus alumnos valores y actitudes. Al cabo de los años fueron desapareciendo los primitivos recelos de las familias.
Caso distinto es el de la elaboración de textos que siguen paso a paso los criterios y postulados de la izquierda y que a veces no dejan satisfechos a sectores de la propia izquierda. La objeción de conciencia a la asignatura ha sido sucesivamente rechazada por casi todos los tribunales que en el asunto han entendido. Creo que eso se debe a que el Decreto en su exposición de motivos puede resultar estéticamente impecable, además de justificarse por compromisos internacionales de España. Todo depende del sesgo que se le quiera dar. Por ello entiendo, que tal y como decía mi intervención anterior, en un caso en el que el enfoque se considera que ha sido sesgado y ante la falta de acuerdo entre los sectores implicados, debe suprimirse la asignatura. Identificar respeto al pluralismo con “todo vale”, por ejemplo, no deja de ser un sesgo interesado. La medida del Ministerio de sustituirla por otra (lo que ha sido muy criticado por algunos) puede ser una forma de cubrir un expediente que la haga aparecer ante las autoridades europeas como una especie de lavado de cara que no altera en lo fundamental las directrices del Consejo de Europa que sirvieron de justificación a la que ahora se deroga.
Para "Chemaranda". Coincido con tu exposición que me parece excelente. ¿Tienes experiencia de lo que hablas, verdad? Es bueno aprender del saber de los demas.Y muchas gracias por contestarme.
ResponderEliminarRespuesta a mi comunicante:
ResponderEliminarAlguna experiencia tengo si se puede considerar así a toda una vida profesionalmente dedicada a la educación en centros públicos. Gracias por el comentario. Encantado de compartir mis experiencias. Saludos cordiales