A continuación voy a transcribir dos comentarios relevantes de "Gonzalo de Berceo" y "Al sur de Castilla", respectivamente, lectores y colaboradores de este blog. En ellos podemos apreciar un análisis literario y de pensamiento de don Miguel de Unamuno, así como la versión del hispanista norteamericano Gabriel Jackson sobre el incidente entre el rector salmantino y el fundador de la Legíón Española que nos aporta el segundo. A esta serie añadiremos la opinión de otra personalidad presente en el acto, Don José María Pemán. Estoy seguro de que la publicación de estos documentos nos puede dar un poco más de luz sobre aquel acto tan lejano en el tiempo como olvidado.
(Derecha, monumento a Unamuno en Salamanca, obra de Pablo Serrano)
A) Este es el comentario de "Gonzalo de Berceo"
(Derecha, monumento a Unamuno en Salamanca, obra de Pablo Serrano)
A) Este es el comentario de "Gonzalo de Berceo"
"Me ha parecido muy interesante este artículo. No conocía la anécdota completa, solo retazos sueltos como la frase "venceréis... pero no convenceréis". Todo aquel que se haya acercado a la vida y obra de Unamuno sabe que era un hombre de principios. Defendía lo que él consideraba que estaba bien, sin importarle la ideología del que lo dijese. De joven, simpatizó con las ideas socialistas de Pablo Iglesias, pero pronto renegó de ellas. Tuvo problemas con la dictadura de Primo de Rivera y con el rey. Tantos que lo desterraron a Fuenteventura. Aplaudió la República porque consideraba que la Dictadura había sido un atraso para España. Pero fue de los primeros en reconocer los atropellos que se estaban cometiendo en nombre del pueblo. Defendió el inicio del golpe de estado porque creyó que los jóvenes militares iban a poner orden en el caos que se había convertido España. Pero ese mismo año, tras comprobar que la mayoría de sus amigos fueron fusilados o estaban en la cárcel. Se desdijo de su apoyo y protagonizó la anécdota que estamos comentando. Recomiendo la lectura de sus "nivolas", como él las llamaba. Sobre todo "San Manuel Bueno, mártir" que trata de un cura que deja de creer en dios, pero decide no contarlo para que sus feligreses sean felices creyendo que hay otra vida que compensará los sufrimientos de esta.
Unamuno fue catedrático de Griego. Si viviera hoy no se callaría. Buscaría las palabras exactas, desde el punto de vista etimológico, para definir lo que está pasando. Diría que España es una cleptocracia (el poder de los ladrones) y una plutocracia, que aunque suene a personaje de Disney, significa el poder de los ricos, del que tiene dinero."
B) Y ésta es la aportación de "Al sur de Castilla".
"A raíz de la lectura del texto de Hugh Thomas, “La guerra civil española. 1936-1939”, propuesto por el director del blog, he estado revisando otro libro sobre el mismo tema, “La república española y la guerra civil” del norteamericano Gabriel Jackson. Quería saber si había otra versión sobre el discurso de Unamuno en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el “Día de la Raza” de 1936. En la página 254 de la 1ª edición de 1967, impresa en español en México, hay una breve mención al discurso que no difiere mucho de la de Hugh Thomas y que transcribo literalmente:
"A raíz de la lectura del texto de Hugh Thomas, “La guerra civil española. 1936-1939”, propuesto por el director del blog, he estado revisando otro libro sobre el mismo tema, “La república española y la guerra civil” del norteamericano Gabriel Jackson. Quería saber si había otra versión sobre el discurso de Unamuno en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el “Día de la Raza” de 1936. En la página 254 de la 1ª edición de 1967, impresa en español en México, hay una breve mención al discurso que no difiere mucho de la de Hugh Thomas y que transcribo literalmente:
“…En Salamanca, Miguel de Unamuno, rector de la Universidad más famosa de España, aprobó al principio el levantamiento que pondría fin al desorden y a la fragmentación regional de la nación. Pero pronto vinieron amigos suyos de Granada con la noticia del asesinato del poeta García Lorca y de varios catedráticos universitarios; otros le contaron cómo habían huido de los pueblos de Andalucía en los cuales los revolucionarios habían matado a cuatro o cinco personas…
El 12 de octubre, Día de la Raza, en que se conmemoraba el descubrimiento de América por Colón y la expansión universal de la civilización hispánica que le siguió, se celebró una ceremonia en la Universidad. En el estrado se sentaron las autoridades universitarias, el obispo de Salamanca y doña Carmen Polo de Franco. En el curso de la ceremonia, uno de los oradores fue el general Millán Astray, primer jefe de la Legión, hombre que había perdido un ojo y un brazo en Marruecos. Mientras glorificaba el papel de Castilla y de sus ejércitos de conquistadores, sus partidarios situados en el fondo de la sala puntuaron sus frases con el eslogan de la Legión: “¡Viva la muerte!”. Unamuno, como rector, no pudo contenerse, y aludiendo burlonamente a la frase “viva la muerte”, se volvió hacia el general y le dijo con sus mejores modos que el movimiento militar necesitaba no solo vencer, sino también convencer. Y no creía que estuvieran capacitados para esta última tarea. Sólo la intervención de la señora Franco impidió que el enfurecido Millán Astray, que gritó: “¡Muera la inteligencia!”, pegara a Unamuno…”.
El autor nos dice a pie de página que él conoce esta actitud de Unamuno gracias principalmente a amigos suyos que vivían en Salamanca, con detalles suplementarios basados en el artículo de Luis Portillo en Golden Horizon (Londres), 1953.
Por otro lado, sé que existen dos estudios sobre los tortuosos vaivenes de los últimos meses de Unamuno, pero no los he leído: uno de ellos es de Luciano González Egido: "Agonizar en Salamanca. Unamuno: julio-diciembre, 1936", Alianza Editorial, Madrid, 1986. El otro es más concreto y se centra sobre el incidente que estamos comentando: Joaquín de Entrambasaguas: "La posible clave de un incidente ya histórico. Unamuno y Millán Astray", Diana, Madrid, 1966.
Para finalizar, quisiera ahondar en el comentario tan estupendo, escrito por "Gonzalo de Berceo" sobre el semblante de Unamuno. Este fue un hombre singular. Tuvo un temperamento ardiente y apasionado que le llevaba a actitudes extremas. Quiero destacar de él un aspecto que se repite constantemente en su vida y en su obra: la contradicción. Todos los estudiosos coinciden en subrayar el gusto de Unamuno por la paradoja. Se basa en la eterna contradicción entre razón y sentimiento.
Si nos remontamos a los últimos años de su vida, con la caída de la dictadura de Primo de Rivera, vuelve de su exilio a Salamanca y se suceden los homenajes. Pronuncia discursos contra la monarquía. Al instaurarse la república en 1931, Unamuno es nombrado entre los muchos cargos, rector de la Universidad de Salamanca, diputado, académico…Pronto empieza a sentirse desencantado del gobierno republicano. Conoce a José Antonio Primo de Rivera y asiste a un mitin suyo. Apoya el Alzamiento, hace declaraciones contra el gobierno republicano en la revista estadounidense Internacional News. Es destituido del rectorado y de los demás cargos públicos, pero a principios de septiembre de 1936 será confirmado de nuevo en ellos por el gobierno de Franco. El claustro de la Universidad de Salamanca, bajo su dirección, envía un escrito en latín a todas las universidades del mundo denunciando el libertinaje en que había degenerado, según él, la república.
Tampoco comulga Unamuno con los abusos de los llamados “nacionales”. Después del famoso incidente del 12 de octubre, Franco lo vuelve a destituir de sus cargos. Es condenado a arresto domiciliario…
En la mayor parte de sus novelas o “nivolas”, también está presente la contradicción que padecen sus personajes. Por citar solamente tres: Tula, Manuel Bueno y Augusto Pérez en las tres mejores obras de ficción del autor: La tía Tula, San Manuel Bueno, mártir y Niebla.
Tula que mantiene una lucha titánica entre su aversión que tiene a todo lo fisiológico y carnal y el instinto de maternidad. Permanece rígida e inamovible. Su obsesión por la pureza, la hacen excesivamente dura. Lo sacrifica todo antes de “mancharse” y al final se da cuenta de que todo ha sido una equivocación, un fracaso.
Augusto Pérez que acude a casa de Unamuno con intención de suicidarse y tras una conversación dura y casi violenta entre ambos, siente renacer unas ganas enormes de vivir.
Manuel Bueno que se nos muestra como un personaje agónico, escindido en una trágica contradicción entre la voluntad de creer y la imposibilidad de alcanzar la fe. Sus dudas serán las mismas que las de Unamuno".
Para mayor información puede verse el siguiente vídeo sobre los días finales de Unamuno: http://www.youtube.com/watch? v=EZcbhoq7iVU
Para mayor información puede verse el siguiente vídeo sobre los días finales de Unamuno: http://www.youtube.com/watch?
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Nota: agradezco estas colaboraciones, y anuncio que la serie sobre tan comentado incidente seguirá, alternándose con otros trabajos sobre corrupción política y otros temas de actualidad.
Nota: agradezco estas colaboraciones, y anuncio que la serie sobre tan comentado incidente seguirá, alternándose con otros trabajos sobre corrupción política y otros temas de actualidad.
Ahí os va mi propia opinión de este tema tan interesante para mí. El aspecto literario de los comentarios me parece excelente. La versión que Al Sur de Castilla trae de G. Jackson se parece mucho a la de Hugh Thomas lo que las hace creibles. Y tengo verdadero interés por el escrito de Pemán y ahora otro nuevo para mi, el del Sr. Entrambasaguas. Al final no sé si esto no empieza a complicarse o a resolverse, pero bien está si termina bien. Gracias a todos los que lo hacéis posible este debate
ResponderEliminarCurioso este debate que nos parecia que estaba olvidado. Lo sigo con atención aunque no puedo aportara nada y algunos de este blog ya he visto que si lo hacen. Yo os leo y tengo suficiente, y cuando lo hayais terminado me lo imprimiré. Os sigo.
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