Isaac Peral y Caballero fue el inventor del torpedero submarino, más conocido como el “Submarino de Peral”. Tras diversas felicitaciones y contrariedades, el submarino fue botado el 8 de septiembre de 1888, por lo que ahora se conmemora su 125 aniversario.
“El buque medía 22 m de eslora, 2,76 m de puntal, 2,87 m de manga y desplazaba 77 tn en superficie y 85 tn en inmersión. La propulsión se obtenía de dos motores eléctricos de 30 caballos cada uno; la energía la suministraba una batería de 613 elementos. Incorporaba además un tubo lanzatorpedos, tres torpedos, periscopio, un sofisticado "aparato de profundidades", que permitía al submarino navegar en inmersión a la cota de profundidad deseada por su comandante y mantener el trimado del buque en todo momento, incluso tras el lanzamiento de los torpedos. Y todos los mecanismos necesarios para navegar en inmersión hacia el rumbo prefijado”. Esto es lo que podemos leer en la Wikipedia al respecto. Durante los dos años siguientes se realizaron satisfactoriamente las pruebas oficiales, aunque se le negó la oportunidad de efectuar la definitiva. No obstante, la Comisión Técnica nombrada avaló el éxito del primer submarino de la Historia.
De nuevo las envidias, las insidias y pérfidos intereses desprestigiaron el invento y al inventor, quien intentando aclarar lo sucedido, la muerte se lo llevó tempranamente. Sólo tenía 44 años.
Si aquel submarino pasó con éxito todas las pruebas, al Isaac Peral S-81 que el astillero público español Navantia está construyendo le sobran entre 75 y 100 toneladas. Esa sobrecarga contribuye a que no emerja una vez sumergido, lo que constituye un serio peligro: el lastre le ayudara a hundirse pero no a elevarse.
Una de las soluciones que se están aportando consiste en prolongar el casco, en agrandar el submarino y no en adelgazarlo o reducirlo. El exceso de peso, error de cálculo de los ingenieros, conlleva un sobreprecio difícil de evaluar en su totalidad, dinero y tiempo.
Además del problema anterior, el equipo de propulsión AIP se quemó y es preciso su recambio. ¿Cómo mover semejante mole de 2.430 toneladas en inmersión sin motores capaces de hacerlo? Por supuesto que habrá una solución que vendrá posiblemente del mercado alemán, que también aquí van por delante.
La detección del problema técnico se produjo cuando se llevaba construido más del 70% del sumergible, lo que representa una alegría menor. Ante esta situación de bochorno y chapuza, los responsables del Ministerio de Defensa han acudido a empresas extranjeras que proporcionen una solución global. Por supuesto que la hay, con un sobreprecio que tape el sobrepeso. Como ocurre con otra escena, todo se paga con sobres…
Hubo un tiempo en el que la España de los Reyes Católicos fue considerada ejemplo de Estado moderno, quizá el primero, por la serie de reformas emprendidas, y sobre todo, por la reunificación de los reinos. Incluso Fernando fue el prototipo de príncipe para Maquiavelo. La ausencia de lastre de aquel Reino de España le hizo protagonista principal en la historia universal, como también lo fue posteriormente el submarino de Isaac Peral, sin sobrepeso…
Pero los tiempos han cambiado, e igual que hoy están construyendo en España un submarino con exceso de peso y coste, ¿No estaremos construyendo un Estado menos moderno lastrado por un inmenso sobrepeso (actual sistema autonómico, multiplicidad de administraciones para una misma función, jerarcas de distintos ámbitos…) que están favoreciendo el sobreprecio y su hundimiento con escasas esperanzas de que algún día emerja?
Si la solución que se apunta para el Estado fuese la misma que la señalada para el submarino Isaac Peral S-81, agrandarlo, ¿Será posible mantenerlo a flote esta nación? Y si aún añadimos, como al submarino la falta del sistema de propulsión, economía saneada, trabajo y acción política honrada y eficaz, mucho me temo que como “las llaves del cantar, matarilerilerile” permanezca demasiado tiempo en el fondo del mar, y tengamos que esperar a que los alemanes pongan en práctica su estudiada reducción de länder (autonomías) para reducir gastos y sobreprecio.