21 de agosto de 2013

Del “¡No saldrás en la foto!” al “¡No me silencies!”

“O tempora, o mores!” ¡Quién se lo iba a decir al “oyente” que la tortilla cambiaría de plato y su guiso de comensales!¡Qué tiempos aquellos cuando Alfonso Guerra  controlaba al PSOE, estaba en la cresta de la ola y amenazaba a posibles díscolos con la popular frase (o al menos a él atribuida“Quien se mueva, no sale en la foto”

“O tempora, o mores!” La cita del movimiento y la foto encerraba más que un mensaje  de estrategia política una advertencia clara: la disciplina interna del partido  prevalecería sobre arriesgadas tentaciones de pensar e ir por libre. Contra el supuesto osado pendía desde entonces, cual espada de Damocles, el sistema electoral de listas cerradas dominadas por el controlador de la “nomenklatura” del partido y artífice de las mismas.

“O tempora, o mores!”¡Qué tiempos aquellos, hoy día actualizados por las mismas tribunas de los mismos partidos con idénticos intereses! Entonces como hoy se prometía y se cumple que con obediencia ciega y adhesión inquebrantable al jefe, el progresar y el medrar está asegurado aunque se carezca de ideas e ideales, y la vacuidad sustituya a la inteligencia. Guerra y sus guerristas experimentaron en su propio partido que aunque ellos no se movían, sí lo hacían los votantes y el fotógrafo, perpetuando al primero y anulando a los demás.

“O tempora, o mores!” ¡Quién se lo iba a decir a Guerra, treinta años después, que quienes exigían pensamiento único hoy imploran que no se silencie “el pensamiento crítico” . ¡Y quién me iba a mí a decir que llegaría a coincidir con el veterano diputado en la petición de preservación del razonamiento y análisis critico! Pero afortunadamente, con medios y fines diferentes.  

“O tempora, o mores!” He creído desde antiguo que la disparidad de criterios y de ideas enriquecía el acervo común, con los debidos respetos y equilibrios entre las mayorías y las minorías. Y he creído también que no se puede silenciar el pensamiento crítico ni anular a quien lo ejerce ni ocultar la verdad durante mucho tiempo.

“O tempora, o mores!” Cuando Marco Tulio Cicerón  criticó severamente con estas palabras en su primera Catilinaria, Oratio in Catilinam Prima in Senatu Habita, la corrupción  de las costumbres de entonces,  no se llegó a imaginar que sin dinero no podría arremeter contra Catilina y sus argumentos carecerían de la fuerza necesaria para juzgar la podredumbre y la perfidia de sus enemigos. Muchos pensadores ha tenido la humanidad que han vivido y muerto pobres, pero han enriquecido al mundo intelectual del que nosotros nos servimos y continuamos.

  (Derecha, Ciceron desenmascara a Catilina, obra de Cesare Maccari (1840-1919)
«ninguno de los senadores quiso tomar asiento con él, sino que se mudaron de aquel escaño»)

“O tempora, o mores!” ¡Quién nos iba a decir que Guerra, treinta años más tarde, exigiría subvenciones del Estado para mantener su revista “Temas” , fuente inagotable de pensamiento crítico – del adversario que no de los suyos-  arguyendo que en ella han colaborado grandes pensadores españoles y extranjeros! ¿Acaso firmas tan eminentes de personajes tan influyentes y críticos son incapaces de mantener una revista de nivel contrastado que necesita dinero ajeno? Está demostrado  que cuanta más subvención se recibe, mayor puede ser la dependencia y menor la libertad de pensamiento. Si escribieran todos ellos gratis, y gratis lo publicaran, seguro que “sus descamisados” se lo agradecerían. 

Sin embargo, tiene razón Alfonso Guerra cuando afirma ¿Será verdad? Que otras publicaciones próximas al Gobierno del PP mantienen las subvenciones  que a su revista “Temas” le niegan, y sólo por mantener “pensamientos críticos” contra el Gobierno, por supuesto. Si realmente buscaran libertad de pensamiento  y de acción, exigirían la anulación de todas las subvenciones, principio y causa de corruptelas. Y consecuentemente publicarían gratis o venderían sus escritos, divulgando sus ideas, que la necesidad agudiza el ingenio. 

“O tempora, o mores!” ¡Quién nos iba a decir que hay demasiadas circunstancias coincidentes de entonces y de ahora, de allí y de aquí,  y que somos muchos  quienes nos oponemos a que silencien el pensamiento crítico y a los silenciadores! También constatamos que Guerra  está presente, con mando en plaza, y que más de uno repite para sí  el inicio de la primera Catilinaria (Oratio in Catilinam…). Quosque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? quam diu etiam furor iste tuus nos eludet? quem ad finem sese effrenata iactabit audacia?(¿Hasta cuándo, Catilina, vas a abusar de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo va a seguir riéndose de nosotros esa locura tuya? ¿Cuándo acabará tu  desenfrenada audacia?)

¿Hasta cuándo?

5 comentarios:

  1. Lo que nos demuestra que los políticos no saben lo que quieren realmente, que son contradictorios, que se mueven solo por sus intereses particulares y no por los generales, que crean doctrina cuando les conviene a ellos y cuando no les interesa renuncian y que pretenden juicio critico contra los demás pero no contra ellos o entre ellos porque les perjudica. Así son esta casta, y así están. Cada vez más alejados de los ciudadanos a los que dicen que representan.

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  2. Haciendo memoria, recordamos como A. Guerra se inició joven en política. Hombre versado en letras, puso sus dotes intelectuales al servicio de la política.
    En su partido, con singular habilidad se hizo el hombre fuerte, controlaba el aparato.
    Con la valentía que le caracteriza desde el primer momento sujetó con férreas manos las riendas del poder. Su afiliada lengua no descansó en desacreditar a los adversarios, con mayor perversidad a los de dentro, que a los de fuera de su partido.
    Hoy alejado de la primera línea, chupa pocas fotos, convertido en político de almoneda, que se exhibe de vez en cuando, cuando conviene al partido, y, cuando para calmar su vanidad se le permite ocupar fotografía bajo titulares.
    Como gran guerrero, goza de un retiro propio de dioses.
    Quien lo iba a decir, A. Guerra, tu que en el partido lo fuiste todo, ni una mosca se movía en tú presencia, hoy a verlas de venir, desplazado por jóvenes que amamantaste, que ilustraste con tus peculiares artes.
    A.Guerra, lo fuiste todo, político con letras de oro, 30 años en las candidaturas de tu partido, has visto caer a las diferentes cabezas electorales que se sucedieron, pero tú, A. Guerra ahí sigues, aunque ya no eres el mismo. Ya no queda nadie con los que empezaste, unos por el devenir de los tiempos se fueron, a otros te los cargaste con la magistral finura que te caracteriza.
    La familia, en la política, fue una cruz, hasta que las turbulentas aguas de las aventuras se calmaron.
    Quien lo iba a decir, Guerra, hace cuatro días encuadrabas la disciplina de partido en una fotografía, y hoy, pides libertad de pensamiento. Eres sombra y figura: Alfonso Guerra.

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  3. Lo mejor del Guerra es que sigue y sigue y sigue. ¿Le habrán puesto pilas Duracell? LLeva en las Cortes desde 1977 y hablan de regeneración. Sera para los demas porque para los que estan en el mismo sitio esos no cambian.

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  4. Pues yo conozco a otro que tambien sigue que sigue

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  5. La permanencia en el mismo puesto politico solo beneficia al que lo ocupa porque se aprovecha de eso, pero no al partido porque a la larga aparece corrupción y si no que se lo digan al PP con Barcenas

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