30 de septiembre de 2013

¿Son minoría los políticos corruptos?

Ignoro las fuentes, que parecen acertadas, de las que Manuel Toharia ha obtenido que un 67% de los españoles cree, frente al 32%, que los políticos corruptos españoles son una minoría, que perjudica en gran manera el quehacer diario de los honestos, basándose en tres motivos coincidentes:
1.- El 95% de la ciudadanía afirma que  “los partidos, por una malentendida solidaridad, tienden a tapar y proteger a aquellos de sus militantes probada o potencialmente corruptos en vez de investigarles, denunciarles y expulsarles”.
2.- El 92%  advierte que por escasez de recursos, la Justicia es lenta en este tipo de casos, y que por “las peculiaridades del actual sistema procesal permite a los imputados marear impunemente, y por tiempo indefinido, al juez que les investiga”.
3.- “El sistema electoral vigente admite que los imputados puedan figurar en las listas electorales (¡hasta algo más de cien lo hicieron en las últimas elecciones municipales y autonómicas!)”.

Contra los males señalados, recoge los posibles remedios:
1.- Un 85% de los españoles pide “poder tachar nombres de las listas”
2.- Un 79% solicita “elecciones primarias para la selección de líderes”.
3.- Un  83% quiere que se imponga la “limitación temporal del mandato de los dirigentes de los partidos”.
4.- Un 89% demanda la “creación de una jurisdicción especial, ágil y bien equipada, para casos de especial gravedad económica o política”

Como podemos ver, todas son posibles y pueden ayudar a la regeneración de nuestra actual y decadente democracia. Y aunque a simple vista parecen medidas suficientes para  el fin propuesto, aún podemos matizar sus contenidos:
1.- Más que por una “malentendida solidaridad” con los presuntos o convictos corruptos, los partidos se niegan a expulsar o apartar a su garbanzos negros porque sus actuaciones, eran de una u otra forma, consensuadas dentro del partido, y el beneficio era compartido, como puede comprobarse en los casos FILESA (PSOE)  y Bárcenas (PP). En ambas situaciones los autores ni iban ni actuaban por libre, y las Direcciones conocían lo que en sus tesorerías respectivas  ocurría. El supuesto contrario sería demoledor.

Cuando los casos de corrupción se deben a personajes individuales no controlados por los jefes, las expulsiones son rapidísimas y sin contemplaciones para el evitar el posible contagio  o contaminación, presentándolos  como apestados. ¡Igualito que el trato dispensado a Sala y a Bárcenas, y no por ser ambos senadores!

2.- Si los políticos desearan agilidad de la Justicia en casos de corrupción, seguro que la habría,  pero nunca veremos que legislen contra sus propios intereses de financiación irregular, que es el problema no mencionado. Y si quisieran ser ejemplo para los ciudadanos,  renunciarían a su privilegio de aforamiento. ¿Por qué no renuncia el Sr. Griñán si no tiene nada que ver con los ERES falsos?

3.-  No está demasiado justificado que un imputado  no pueda ir en una lista electoral, porque su utilización como arma electoral puede destruir al adversario sin haber sido condenado, haciéndole prescindir de la presunción de inocencia. ¿Cuántos imputados que se alejaron  y fueron declarados posteriormente inocentes, han vuelto a la vida política?

4.- Tachar nombres en las listas o elegir entre los propuestos supone listas abiertas, y poca mejora habrá mientras sean los órganos del partido quienes las controlen. ¡Qué lo mismo da votar a los cuatro propuestos o a cuatro de entre diez colocados por los mismos, si todos responden obedientemente a la voz del amo!

5.- Las elecciones primarias no deberían estar restringidas a la elección de los líderes, sino aplicarse a la selección de todos los candidatos en cualquier situación presentada.

6.- La limitación de mandatos en cargos  de representación y para  líderes de partido debería ser una norma de obligado cumplimiento. ¿Habría actuado de igual forma Luis Bárcenas y habría amasado la misma fortuna con una limitación de tiempo en las finanzas del partido?

A continuación expondré otras propuestas que curiosamente no figuran en el estudio y que pueden moralizar la vida política:

a) La devolución del total apropiado indebidamente en los casos de corrupción, acompañada de la multa correspondiente y la inhabilitación  para cargo público y partido político de los implicados y sus consentidores.

b) Cambio de lista cerrada  y amplia circunscripción  por elección a persona concreta en menor ámbito territorial: elección uninominal. De esta forma se vota al candidato deseado y conocido, haciéndole responsable de sus propuestas y compromisos. Imagino que los partidos políticos difícilmente acepten este sistema electoral, pues ese mismo día perderán su protagonismo y el control  sobre las ideas y las  personas, y ese mismo día será el final de los partidos tal como en España los conocemos. Por eso no llegará...

23 de septiembre de 2013

¿Prefieren los españoles "La Escuela Pública"?

En el artículo “El desplome de la política”,  comentado en la entrada anterior,  podíamos leer: “El grave descrédito de la vida pública en estos cuatro países contrasta fuertemente con la alta estima en todos ellos por las pymes, la escuela pública, la policía, el sistema público de salud o las fuerzas armadas.”

Publicaba también el siguiente gráfico:

En "OTRAS INSTITUCIONES", vemos que la Escuela Pública recibe en España  un 85 % de valoración positiva. Sin embargo,  si recurrimos de nuevo al cuadro Resumen del Sondeo,
podemos observar lo siguiente:

a) Se evalúa  positivamente a los "profesores de la enseñanza pública”  con un 86%, pero no a la “Escuela Pública”. Craso error, o algo más, equiparar al profesorado  con la Escuela Pública,  a la parte con el todo.

b) ¿Se evalúa por igual al profesorado de Infantil, Primaria y Secundaria (incluido el Bachillerato)? Sería muy interesante saberlo.

c) Lo que aún resulta más sorprendente de esa tan positiva valoración (86%) es que el reconocimiento de los méritos del profesorado estatal, que indudablemente los tiene, provenga de todo el sector de la enseñanza pública (Infantil, Primaria, ESO. Bachillerato y F. Profesional) y de un 18% más perteneciente a la concertada y privada. Si fuera así de sencillo, ¿por qué ese importante sector no se pasa a la enseñanza pública?

d) Veamos ahora con los datos del Ministerio de Educación el porcentaje de  alumnos acogido a la Enseñanza Pública (curso, 2012-2013):

Total España. Todas las Enseñanzas: 68,35%
Infantil Primer Ciclo: 52,65
Infantil Segundo Ciclo: 68,9%
E. Primaria: 67,6%
ESO: 66%
Bachillerato: 76,4%
F. Profesional: 78,1%.

Además de profundizar en los porcentajes dados en el enlace anterior , se puede conocer el alumnado matriculado en Enseñanzas de Régimen General por titularidad, comunidad autónoma/provincia y enseñanza en 2012-2013,  y la variación con respecto del curso anterior  que podrá utilizar este otro enlace más completo.

Seguro que alguien habrá pensado en posibles influencias  de los porcentajes del tipo de  escolarización (pública-concertada-privada) en los resultados de los Informes de la OCDE y PISA. ¿Será importante o irrelevante?  Lo veremos en próximas entradas con datos objetivos y alejados de políticas partidistas.

14 de septiembre de 2013

Las instituciones socio-políticas: apoyos y rechazos, y análisis dudosos y acertados.

 No es fácil entender cómo en un mismo texto pueden convivir planteamientos acertados, razonamientos lógicos y conclusiones inconvenientes. ¿Se trata de simples errores?¿O se intenta mezclar tergiversaciones con realidades objetivas y ciertas? Estas dudas se me han planteado con la lectura del  artículo "El desplome de la política. Los españoles se muestran irritados con una corrupción que perciben tolerada e impune"  que comienza  con el siguiente gráfico:

 En el primer párrafo el  autor nos "consuela" con la situación de otros países de nuestro entorno, y nos remite a un cuadro-resumen  de otro trabajo suyo del que ha extraído los datos del inicio:



Llama la atención que al Rey lo apruebe un 58% en el Sondeo Diciembre-2012 (SD-12) y en el primer gráfico aparezca un 50%.
En SD-12 los partidos políticos cuentan con un 10% favorable y el Parlamento con el 16%. Sin embargo, estos apoyos se convierten en un 12 y 28% respectivamente. ¿No es una congruencia, ya que los primeros sustentan al segundo? ¿Acaso se mejoran los partidos políticos cuando ingresan en la Institución? Más lógicos parecen los resultados de Italia con sólo dos puntos de desviación.
Resulta extraño también que en el SD-12, la valoración del Gobierno duplique a la de los partidos y sea superior al Parlamento, y cuando el autor traslada estos datos al primer gráfico, el apoyo al Parlamento supera al del Gobierno.
Dejando para la siguiente entrada los temas de educación y sanidad, conviene resaltar las puntuaciones de algunos sectores influyentes de la sociedad:
1.- Diferencias sorprendentes de apoyo dado a instituciones de la Iglesia: a Cáritas (77%), a los curas de las parroquias (47%) y a los obispos (16%).
2.- Pymes (89%), grandes empresas españolas (40%) y multinacionales (29%).
3.- Patronal (27%) y Sindicatos (29%), pero con mayor rechazo.
4.- El sector de la Justicia se mueve en una zona intermedia.
5.- La radio (75%) goza de mayor apoyo que la prensa escrita (58%) y que la televisión (46%).
6.- Los sectores con proyección social cuentan con buena valoración, mientras que la Banca queda al nivel de los partidos políticos y profesionales de la cosa.
7.-  ¿Y qué decir de la pobre puntuación obtenida por los Ayuntamientos? ¿No son la institución política más cercana al pueblo? Será que sus dirigentes son mejor conocidos y por ello peor valorados? Hubiera sido interesante conocer las opiniones sobre las Diputaciones y los políticos en ellas albergados. Seguro que el lector tendrá  una opinión...








6 de septiembre de 2013

¿Violencia de creyentes y creyentes sin pensamiento crítico?

Inquietante el artículo titulado “La violencia de los creyentes. La reforma educativa más importante pasa por estimular el pensamiento crítico” del profesor de “Humanidades médicas” de la UAM José Lázaro. Además de escasa imparcialidad, ofrece una preocupante visión de los “creyentes” como portadores de violencia generada por fanatismo religioso,  carentes de espíritu crítico y racional, y rebosantes de reacciones emocionales.

El inicio de la exposición es un recuento de actos terroristas: el "creyente" de Londres (con su particular justificación incluida), los "creyentes" de ETA, el recuerdo de la Inquisición y de los tribunales  de Stalin, basados ambos en la “fe ciega de sus rebaños de creyentes”, el islamista de Boston y el de Francia, los de Egipto y de Irlanda del Norte, los hutu y los tutsis, el Holocausto y los Gulags comunistas,  los "creyentes" de derechas y de izquierdas, …

Y aunque se cura en salud cuando afirma que “no todos los creyentes son asesinos ni todos los asesinos son creyentes” incurre en una generalización intencionada de lo  negativo y en un reduccionismo de lo positivo, al menos en cuanto al cristianismo  se refiere.  Invoca a Solzhenitsyn (“para matar a miles de personas hace falta una ideología”) para justificar que los fanáticos verdaderos están imbuidos de una ideología sin argumentación racional que se constituye en un “sistema de creencias”, señas de identidad de un grupo exaltado e intolerante. ¿Responden acaso, los Evangelios a ese “irracional sistema de creencias”? En caso negativo, su teoría queda bastante coja y con poca referencia al mundo occidental.

Sorprende que José Lázaro recurra a ejemplos exteriores y no mencione los atentados del 11-M, recientes y presentes en la memoria colectiva de los españoles, con dos centenares de muertos y más de un millar de heridos. ¿No atentaron y después se inmolaron de  acuerdo con sus creencias yihaidistas? Lo complicado de este caso será encontrar la justificación de los mismos acusados y condenados, ya que todos ellos rechazaron pública y rotundamente semejante barbarie. ¿Por qué estos “criminales creyentes” no consideraron justos los atentados? No parece que la tesis de trabajo del artículo mencionado tenga  el 11-M como ejemplo de terrorismo religioso.

Establece, sin argumento previo, que las creencias se transforman en dogmas, después en fanatismo y por último en masacres, haciendo que el “verdadero creyente, matarife de derechas o izquierdas”,  sea capaz de matar (terrorista) y morir por su causa (suicida) y le salpique con la sangre de los inocentes. Y teme que la sangre de los inocentes algún día le salpique.

¿No resulta una desmesura guiada la comparativa que hace de fanatismos religiosos, cristianos y musulmanes? ¿Cuántos terroristas suicidas pueden contabilizarse en cada uno de esos que él llama “fanatismos religiosos” durante los cincuenta últimos años, por ejemplo? Con estos precedentes y un salto en el vacío llega a una conclusión más que dudosa: la nueva ley educativa (LOMCE) refuerza la enseñanza de la “Religión Única y Verdadera”, puerta abierta al extremismo de los “creyentes”. 

Situar al mismo nivel a Rouco, Maduro, Almadineyad y Kim Joung-un es un dislate innecesario en quien pretende estimular el pensamiento crítico y la discusión razonable, y todo ello por la evaluación con nota de la asignatura de Religión para quienes voluntariamente la elijan, como si el primero fuera el responsable de la Lomce y no Las Cortes de España. Negar, por otra parte, a los millones de familias que opten por dicha  materia la capacidad de razonar y dudar, resta autoridad intelectual a quien da lecciones de liberalismo laico y desea la imposición de sus propias creencias.

Más que inventarse ficticias vacunas contra los “sanguinarios seguidores de los auténticos creyentes” le convendría pasar la Historia de la humanidad por el filtro de los hechos reales para saber quiénes han derramado y derraman actualmente más sangre en función de sus creencias, convicciones e intereses políticos, y qué ideologías y creencias han desarrollado mayores ámbitos de libertad y pensamiento crítico.

En resumen, ¿Alguien puede creerse que la evaluación de la asignatura de la Religión pueda derivar en fanatismo religioso y sangre?