Inquietante el artículo titulado “La violencia de los creyentes. La reforma educativa más importante pasa por estimular el pensamiento crítico” del profesor de “Humanidades médicas” de la UAM José Lázaro. Además de escasa imparcialidad, ofrece una preocupante visión de los “creyentes” como portadores de violencia generada por fanatismo religioso, carentes de espíritu crítico y racional, y rebosantes de reacciones emocionales.
El inicio de la exposición es un recuento de actos terroristas: el "creyente" de Londres (con su particular justificación incluida), los "creyentes" de ETA, el recuerdo de la Inquisición y de los tribunales de Stalin, basados ambos en la “fe ciega de sus rebaños de creyentes”, el islamista de Boston y el de Francia, los de Egipto y de Irlanda del Norte, los hutu y los tutsis, el Holocausto y los Gulags comunistas, los "creyentes" de derechas y de izquierdas, …
Y aunque se cura en salud cuando afirma que “no todos los creyentes son asesinos ni todos los asesinos son creyentes” incurre en una generalización intencionada de lo negativo y en un reduccionismo de lo positivo, al menos en cuanto al cristianismo se refiere. Invoca a Solzhenitsyn (“para matar a miles de personas hace falta una ideología”) para justificar que los fanáticos verdaderos están imbuidos de una ideología sin argumentación racional que se constituye en un “sistema de creencias”, señas de identidad de un grupo exaltado e intolerante. ¿Responden acaso, los Evangelios a ese “irracional sistema de creencias”? En caso negativo, su teoría queda bastante coja y con poca referencia al mundo occidental.
Sorprende que José Lázaro recurra a ejemplos exteriores y no mencione los atentados del 11-M, recientes y presentes en la memoria colectiva de los españoles, con dos centenares de muertos y más de un millar de heridos. ¿No atentaron y después se inmolaron de acuerdo con sus creencias yihaidistas? Lo complicado de este caso será encontrar la justificación de los mismos acusados y condenados, ya que todos ellos rechazaron pública y rotundamente semejante barbarie. ¿Por qué estos “criminales creyentes” no consideraron justos los atentados? No parece que la tesis de trabajo del artículo mencionado tenga el 11-M como ejemplo de terrorismo religioso.
Establece, sin argumento previo, que las creencias se transforman en dogmas, después en fanatismo y por último en masacres, haciendo que el “verdadero creyente, matarife de derechas o izquierdas”, sea capaz de matar (terrorista) y morir por su causa (suicida) y le salpique con la sangre de los inocentes. Y teme que la sangre de los inocentes algún día le salpique.
¿No resulta una desmesura guiada la comparativa que hace de fanatismos religiosos, cristianos y musulmanes? ¿Cuántos terroristas suicidas pueden contabilizarse en cada uno de esos que él llama “fanatismos religiosos” durante los cincuenta últimos años, por ejemplo? Con estos precedentes y un salto en el vacío llega a una conclusión más que dudosa: la nueva ley educativa (LOMCE) refuerza la enseñanza de la “Religión Única y Verdadera”, puerta abierta al extremismo de los “creyentes”.
Situar al mismo nivel a Rouco, Maduro, Almadineyad y Kim Joung-un es un dislate innecesario en quien pretende estimular el pensamiento crítico y la discusión razonable, y todo ello por la evaluación con nota de la asignatura de Religión para quienes voluntariamente la elijan, como si el primero fuera el responsable de la Lomce y no Las Cortes de España. Negar, por otra parte, a los millones de familias que opten por dicha materia la capacidad de razonar y dudar, resta autoridad intelectual a quien da lecciones de liberalismo laico y desea la imposición de sus propias creencias.
Más que inventarse ficticias vacunas contra los “sanguinarios seguidores de los auténticos creyentes” le convendría pasar la Historia de la humanidad por el filtro de los hechos reales para saber quiénes han derramado y derraman actualmente más sangre en función de sus creencias, convicciones e intereses políticos, y qué ideologías y creencias han desarrollado mayores ámbitos de libertad y pensamiento crítico.
En resumen, ¿Alguien puede creerse que la evaluación de la asignatura de la Religión pueda derivar en fanatismo religioso y sangre?
Pero cuanta exageracion y mala leche hay con esto de la Religión o en los colegios o en las iglesias o en las procesiones. La cosas as meterse con todo lo que suene a religioso de los catolicos que a los musulmanes ni tocarles no sea que se enfaden
ResponderEliminar"El mundo querido por Dios va más allá de la tiranía del Imperio y más allá de lo establecido por la religión del Templo".
ResponderEliminar" El reino de Dios no es una religión, es mucho más.Va más allá de las creencias, preceptos y ritos de cualquier religión".
Es, experiencia de esa presencia cercana y amiga de Dios a quien los cristianos llamamos PADRE.
Estoy de acuerdo con Vicenta Font,( directora del Instituto Internacional por la Paz y Vicepresidenta de Justicia y Paz)cuando dice "que el diálogo interreligioso es fundamental; religión y cultura no se pueden separar: la religión confiere a la cultura su sentido último y la cultura presta a la religión su lenguje."
ResponderEliminarSin la asignatura de Religión en los colegios, será difícil enseñar con profundidad, arte, literatura, filosofía....
ResponderEliminarEn la asignatura de Religión se imparten conocimientos por lo tanto puede evaluarse.
" el verdadero creyente, matarife de derechas o izquierdas"...
ResponderEliminarPerdone usted pero el VERDADERO creyente, sea de derechas o izquierdas NO será NUNCA un matarife en cualquiera de las religiones. Lo que sí será un verdadero FANÁTICO.
La democracia se pone de manifiesto en el pluralismo, vivir conforme a las propias convicciones,expresar libremente las ideas religiosas, políticas...
ResponderEliminarLa asignatura de Religión es voluntaria y además se ofrece alternativa para los que no eligen Religión. ¿ qué problema hay entonces?¿ por qué o en nombre de qué libertad se puede exigir que no se dé dicha asignatura?.¿No se estará cayendo en un adoctrinamiento y sumisión de conciencias por parte de los que la quieren suprimi?r.