2 de diciembre de 2013

Urgente necesidad de regeneración política y social en España

Llevamos años viviendo en una  “crisis colectiva” y son muchos los que se afanan por encontrar  una salida. Pero no son tantos los que tratan de averiguar las causas y anticiparse a otras futuras. Nos han dicho hasta la saciedad que esta crisis ha sido esencialmente económica y financiera, gestada hacia 2007  en USA (hipotecas subprime),  extendida posteriormente por Europa y afectando de forma desigual a unos países de otros. ¿Por qué España la ha sufrido con mayor virulencia que Alemania, por ejemplo?

Creen en el Círculo Cívico de Opinión que además de una “crisis económica y política" existe otra incluso más profunda, de índole “ética”,  manifestada por la carencia de espíritu cívico. Deseosos de contribuir al establecimiento de un marco  de convivencia social y de libertad real han formulado una serie de propuestas, contenidas  y publicadas en el artículo “Democracia de calidad: valores cívicos frente a la crisis”, cuya lectura  total se recomienda,  ya que aquí expondremos un resumen en algunos de los asuntos tratados:

Perseguir un bien común. En  un Estado de derecho,  el bien común debe superar los intereses individuales por legítimos que sean.

La equidad como fin,  principio irrenunciable de un Estado de derecho. Voluntad de preservar el  Estado de bienestar que no podrá sostenerse sin acuerdos sensatos y posibles.

Debe cambiar el orden de los valores. “Los años de bonanza económica pasados han propiciado una cultura de la irresponsabilidad y del dinero fácil, que ha traído consigo corrupción, evasión de impuestos y un consumismo voraz… Debe cambiar la jerarquía de valores y las formas de vida. El bienestar se nutre de bienes materiales, culturales y espirituales, como la solidaridad, la cooperación, la pasión por el saber, el autodominio, la austeridad, la previsión o el trabajo bien hecho”.

Decir la verdad. Los políticos han ocultado la verdad y han contribuido a la crisis. De ellos han copiado algunos intelectuales y comunicadores, de uno y otro signo, que han preferido callar a decir la verdad.  Esos incompetentes y ocultadores no han permitido al pueblo saber qué se le venía encima.

Cultura de la ejemplaridad. “Los protagonistas visibles de la vida pública tienen un deber de ejemplaridad, coherente con los valores que dan sentido a las sociedades democráticas. La corrupción, la malversación de bienes públicos, el despilfarro, el desinterés por el sufrimiento de quienes padecen las consecuencias de la crisis, la asignación de sueldos, indemnizaciones y retiros desmesurados producen indignación en ocasiones, pero también modelos que se van copiando con resultados desastrosos”.

Rechazar lo inadmisible. Las leyes deben ser claras  y aplicables, pero los ciudadanos deben rechazar las conductas inaceptables aplicando convenientemente el concepto de “vergüenza social”, arma que suelen utilizar unos grupos para desacreditar a los otros cuando a todos se les puede aplicar el mismo remedio.

Potenciar el esfuerzo. Lo que vale cuesta. Dar a entender que se pueden alcanzar las metas vitales sin trabajo alguno es engañar, condenar a las gentes a ser carne de fracaso y destruir un país. Aprender, por el contrario, que esfuerzo y ocio son dos caras del buen vivir, que ayudan a construir un buen presente y un buen futuro”.

Superar la partidización de la vida pública, “...uno de los  lastres de nuestra política, que impide agregar voluntades para encontrar salidas efectivas y consensuadas a los problemas que nos agobian, evitando la proclamación de los argumentarios de los partidos políticos que destruyen la cohesión social y la amistad cívica…” 

El sentido de la profesionalidad,  en todos sus ámbitos de ejercicio y no solo medida  por la eficiencia y la competencia científica y técnica, valores encomiables a los que hay que añadir ideales de a la sociedad y al interés común.

Promover la educación. “El mejor instrumento de que disponemos para conseguir una sociedad mejor y cambiar el orden de los valores es la educación, entendida como formación de la personalidad y como una tarea de la sociedad en su conjunto”.

Recuperar el prestigio. “Ni las instituciones ni las personas que ostentan los cargos de mayor responsabilidad han sabido ganarse la reputación y el prestigio imprescindibles para merecer confianza y credibilidad por parte de la ciudadanía. Además del déficit notable de ideas para gestionar y resolver la crisis, se echa de menos un liderazgo compartido por el conjunto de grupos políticos, que actúe con valentía y con prudencia, que corrija los despilfarros de otros tiempos, que sepa discernir la gravedad de cada problema y que tenga visión de futuro y no atienda únicamente al corto plazo”.

Construir un marco de valores comunes y fortalecer los recursos morales que surgen de las buenas prácticas porque solo así se generará confianza. “Se deben crear espacios de deliberación que hagan posible construir pueblo, y no masa, que fortalezcan la intersubjetividad y no se disgreguen en la suma de subjetividades. Generar pueblo y sociedad civil tanto en España como en Europa, donde somos y donde queremos estar, es uno de los retos, porque tal vez sea esta una de las claves del fracaso de Europa: no haber intentado reforzar la conciencia de ciudadanía europea, la Europa de los ciudadanos, esa pieza que resulta indispensable para que sean posibles tanto la Europa económica como la política”.

¿Tomarán nota nuestros políticos y alguna vez se molestarán en preguntar al pueblo llano por sus necesidades e inquietudes? Ni están en esas ni se les espera, ya que andan demasiado agobiados en asegurarse el presente económico y el puesto futuro, cubriéndose las vergüenzas deno tan lejanas  extrañas financiaciones.

1 comentario:

  1. El discurso es muy bueno, lo malo es su practica que los polticos no terminan de aprender

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