Como punto de partida del debate político, que no legal, surgido tras
la abdicación del Rey Don Juan Carlos I, deberíamos estar todos de
acuerdo con lo expresado por el Príncipe Felipe y futuro Rey de España: “La monarquía será lo que los españoles quieran que sea”.
Estas palabras
las ha recordado recientemente la periodista Cristina López
Schlichting (Mañanas de la Cope, 7-6-2014). La frase citada no debería
suponer ninguna novedad porque “La soberanía nacional reside en el
pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” (C.E., Art.1, 2). Y
ese mismo pueblo español fue el que adoptó y aprobó: “La forma política
del Estado Español es la Monarquía parlamentaria” (CE, Art.1, 3).
La
Constitución Española, fruto de un pacto histórico entre partidos muy
diferentes y con historias encontradas, lleva en vigor casi cuarenta años y damos por supuesto que, una parte
importante de los españoles mayores de edad no ha tenido la oportunidad
de aceptarla o rechazarla. Pero esa no es razón suficiente para exigir
un referéndum exclusivo sobre la forma de la Jefatura del Estado, basado
en la disyuntiva de Monarquía o República.
Con ese mismo argumento
podrían otros pedir también otro referéndum sobre el tipo de impuestos,
la educación, la sanidad, la defensa nacional, etc… alegando que ellos
no votaron la Constitución y no están de acuerdo con los principios en
que se sustentan. esos articulados. Y así seguir indefinidamente, cambiando incluso
cualquier legislación que tengamos cuando haya un cambio generacional.
Hemos oído
demasiadas veces esa cantinela “Por el derecho a decidir”, repetido hasta
la saciedad por nacionalistas vascos y catalanes, y por otros que se les han incorporado que reivindican la II República (antes Española).
(Manifestación el 2 de junio en la Puerta del Sol de Madrid pidiendo la celebración de un referendo para consultar al país sobre el modelo de Estado...)
Predomina más en estos últimos la simbología que el contenido, reducido a un simple nominalismo carente de cuerpo doctrinal, como si el solo nombre de República fuese en sí misma un término unívoco referido a una forma única de Estado universalmente reconocida. Intencionadamente no suelen añadir "el qué decidir”, olvidándose de que un verbo transitivo necesita complementos que concloyan su significado. Cuando lo manifiesten, no faltarán respuestas…
(Manifestación el 2 de junio en la Puerta del Sol de Madrid pidiendo la celebración de un referendo para consultar al país sobre el modelo de Estado...)
Predomina más en estos últimos la simbología que el contenido, reducido a un simple nominalismo carente de cuerpo doctrinal, como si el solo nombre de República fuese en sí misma un término unívoco referido a una forma única de Estado universalmente reconocida. Intencionadamente no suelen añadir "el qué decidir”, olvidándose de que un verbo transitivo necesita complementos que concloyan su significado. Cuando lo manifiesten, no faltarán respuestas…
Estos días hemos escuchado también curiosas ocurrencias, falacias de corto recorrido, con
mayor ánimo de confusión que de clarificación de ideas, y algún que otro dislate, fuera de contexto y realidad, que iremos analizando en las próximas entradas.
Una verdad como la catedral de Burgos de grande es que los republicanos de ahora piden la república y se olvidan de española por eso no me extraña que tengan pocos seguidores.
ResponderEliminarLo pertinente sería plantearse si es un simple olvido o intencionadamente omiten todo lo español. Francia es una República y nadie se olvida del adjetivo. Saludos.
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