En la entrada del pasado día 6 de octubre La dificultad de las carreras de “ciencias” y “letras”, pudimos ver una elaborada argumentación del filósofo José Luis Pardo tendente a demostrar que las carreras de “humanidades” no son menos difíciles que las de “ciencias”. Sin embargo, según su exposición, a estos alumnos se les discrimina negativamente respecto de los primeros en cuanto a la exigencia académica para la consecución de becas. Hoy trataremos otro tipo de exigencia, si es que llega a serlo, para con la permanencia de los estudiantes en la Universidad, sin distinción alguna entre las carreras de ciencias y de letras. Si para el sistema de becas se emplea, ¿por qué no hacer lo mismo con la permanenccia en la universidad?
Con la entrada del Plan Bolonia y desde 2008, cada universidad debe fijar en su “normativa de permanencia” el número mínimo de créditos que los alumnos deben aprobar por curso académico, y el plazo máximo de tiempo empleado en conseguirlo. Cuando un alumno es apartado de la carrera iniciada por los anteriores motivos, tiene derecho a una segunda oportunidad en otros estudios en la misma universidad.
Con el fin de garantizar el buen uso de los fondos públicos, unos 30.000 estudiantes, el 3% aproximado del millón de matriculados en las universidades públicas españolas, se ven concernidos por estas disposiciones. Con esos datos, cabe preguntarse si son rígidas o laxas estas normas de permanencia. La posible respuesta carecerá de auténtico valor ya que cada universidad establece las suyas propias, como podemos ver en algunos de los siguientes ejemplos extraídos de un trabajo publicado en El País :
- Universidad de Oviedo: exige tener 90 créditos aprobados en el tercer curso, y de ellos 48 han de ser del primero. Entre 500 y 1.000 de sus 21.791 alumnos son los afectados.
- Universidad de Barcelona: 18 de 60 créditos aprobados en el primer curso y en matrícula a tiempo completo.
- U. Pompeu Fabra: 50% de créditos aprobados en el primer curso.
- U. Complutense de Madrid y Sevilla: los alumnos deben aprobar UNA ASIGNATURA en el primer curso y tienen SEIS convocatorias por materia. En Sevilla sólo hay 19 afectados de los 64.000 matriculados.
Parece ser que a los alumnos menos vocacionales, con nota de corte más baja, les incumbe más este sistema de expulsiones que a aquellos que lucharon y se esforzaron por obtener una plaza más solicitada y con mayor competencia.
Debido a la actual crisis económica, algunos universitarios se han visto obligados a trabajar y estudiar a la vez, por lo que solicitan disponer de una mayor flexibilidad en cuanto al número de créditos por matrícula y el tiempo en conseguirlos. Ahora se pretende distinguir entre alumnos con dedicación total o parcial, y fijar, en consecuencia, un número mínimo de créditos para aprobar en un plazo mayor de tiempo, sin rebajar el número de convocatorias.
¿No será preciso establecer algún sistema coherente para todas las universidades en cuanto a normativas de permanencia, precios de matrícula y sistema de becas?
El presidente de los rectores, Manuel López, ahonda: “Más allá de los expulsados por la normativa, el drama es para los que se quedan fuera por razones económicas o dificultades para conseguir una beca”. Los rectores reclaman al Ministerio de Educación mayores cantidades de dinero destinadas a becas para que nadie se quede fuera por falta de dinero.
¿Por qué no exigir más dinero para quienes lo necesiten y merezcan de verdad, demostrándose con un rendimiento fuera de dudas a la vez que exigir realmente un tiempo prudente de permanencia en las universidades pagadas con los impuestos de todos? ¿Por qué nadie habla de los estudiantes que se tienen que desplazar obligatoriamente porque en su localidad no hay universidad y les sale más caro que a los que la tiene cerca? Estos alumnos no tienen ningún otro medio de compensación más que el de la “beca de residencia”, y cuando la tienen.
¿Qué ocurriría en muchas facultades, y principalmente de humanidades, si se exigiera una nota de corte alta, aunque no llegara a ser la misma que en ciertas carreras técnicas y científicas?
Reconociendo el mérito del autor del artículo del filósofo José Luis Pardo, resulta cuestionable, en pura lógica, partir de unos casos concretos y generalizar sus conclusiones. La dificultad en cualquier materia y en cualquier rama del saber estriba en la profundidad e intensidad con la que se estudie, lo mismo en Filosofía que en Matemáticas, en Derecho que en Medicina.
¿Tienen algo que ver las "normas de permanecia" con que "Los españoles tardan nueve años de media en acabar la universidad"?
Así empieza la noticia que puede leerse completa con el enlace anterior:
"Los españoles se pasan nueve años de media en la universidad. Entran a los 18 y salen a los 27 con un simple título de grado bajo el brazo. Uno de cada cinco termina la carrera con más de 31 años. Lo dice la radiografía educativa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que utiliza cifras de 2012.
«Los estudiantes españoles no son capaces de finalizar sus estudios en el tiempo establecido», recalcó ayer el director de Innovación e Indicadores de Progreso de la dirección educativa de la OCDE, Dirk van Damme, durante la presentación del informe anual Panorama de la Educación 2014..."
Como salgan a los treinta de la universidad y tarden cuatro o cinco en encontrar un trabajo no se cuantos años van a tener de vida laborable en España.
ResponderEliminarEl trabajo no se suple con más dinero del erario público. Me parecen unas condiciones demasiado light apra hacer una carrera. ¿Todos tienen derecho a hacerla con el dinero de todos durante todos los años que se quieran? Los que valgan adelante con todas las facilidades y los que no se esfuerzan o se la pagan de su bolsillo o a otro sitio
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