De la entrada anterior recogemos esta cita: “Más de la mitad de los jóvenes españoles no sabe quién es Jesucristo”. Al conocimiento de su figura puede llegar cualquiera que lo intente mediante el estudio, objetivo a conseguir en las clases de Religión, ya que las sesiones de catequesis inciden en la práctica y el compromiso de lo aprendido. Pero a la creencia en su persona divina y en su mensaje se accede mediante la fe, y de ese campo entienden más los sacerdotes y los teólogos y lo tratarán mejor que este blog.
Hace años, la “Religión” (católica) era una asignatura obligatoria y evaluable, que hacía "media" en el expediente como las demás, y computaba para la concesión de becas. Posteriormente, con la Logse y la Loce, pasó a ser optativa para el alumno y de oferta obligatoria para los centros, pero sin consecuencias para el expediente. Con la entrada en vigor de la Lomce, la asignatura de Religión es optativa y tendrá repercusiones en la nota media.
Si la calificación de esta materia era ya un problema para unos, su curriculum se ha convertido en una nueva fuente de controversia para otros. El catedrático de Historia de la Ciencia, José Manuel Sánchez Ron, en un artículo titulado “Religión y educación: el ‘BOE’ ofende. Las ideas que se publicitarán en las escuelas van contra muchos ciudadanos”, plantea una argumentación restringida a un asunto sin ánimo de generalización.
Afirma que su respeto por los creyentes desaparece cuando él no se siente respetado, como ha ocurrido con la publicación en el BOE de 24 de febrero de 2015 de los curriculos de enseñanza de la Religión Católica, en la que aparecen contenidos ofensivos para él, y de los que expone ejemplos entresacados del Anexo I:
“Si la persona no se queda en el primer impacto o simplemente constatación de su existencia, tiene que reconocer que las cosas, los animales y el ser humano no se dan el ser a sí mismos. Luego Otro los hace ser, los llama a la vida y se la mantiene. Por ello, la realidad en cuanto tal es signo de Dios, habla de Su existencia”; “el ser humano pretende apropiarse del don de Dios prescindiendo de Él. En esto consiste el pecado. Este rechazo de Dios tiene como consecuencia en el ser humano la imposibilidad de ser feliz”.
El autor rechaza la “publicidad del creacionismo y de la imposibilidad de la felicidad fuera de la fe católica” que hace el BOE de todos, porque en esas ideas no todos creen ni todos las siguen y agravian a quienes discrepan de ellas: “No objeto, repito, a que otros crean lo que yo rechazo, pero exijo que no se utilicen instrumentos públicos como medio para publicitar ideas que no comparten y que pueden resultar ofensivas a muchos españoles.”
¿Podríamos extrapolar este mismo argumento a todas las publicaciones del BOE con las que no coincidan muchos españoles y, además ofendan sus creencias? ¿Acaso la Ley Aído gustó a todos sin herir a nadie? ¿Y qué pensar de ciertas competencias autonómicas, subvenciones, y leyes cambiantes? ¿Y por qué ha utilizado el autor “la vía de la ofensa particular” y no ha formulado una queja de presunta inconstitucionalidad de esa publicación si tanto y a tantos ofende?
Podría haber intentado, incluso, desmontar el párrafo siguiente del mencionado Anexo I, previo a las ofensivas citas, no exactamente contextualizadas. Pero no lo ha hecho y él sabrá por qué:
“La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 reconoce la libertad religiosa de personas y pueblos. Por su parte, la Constitución Española no sólo reconoce la libertad religiosa sino también garantiza «el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones» en el artículo 27.3. Un derecho que también forma parte de tratados internacionales reconocidos por España como el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales en su artículo 13.3 y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, artículo 14.3, entre otros”.
Coincido con la locución latina que inserta “Amicus Plato, sed magis amica”, aunque omite la palabra “veritas” ("Platón es amigo, pero más amiga es la verdad"), sin reduccionismos de la verdad.
Juan G. Bedoya publicaba también en El País “Los obispos siempre en la queja. Muchos católicos rechazan que se enseñe que los niños sin bautizar van al infierno porque Adán comió una manzana”. Podía haber dado la cita exacta para saber si se trata de un insólito anacoluto del Anexo I o de una exageración del articulista, como también puede serlo otra de sus afirmaciones sin fuentes: “El Estado (sus diferentes Administraciones) gasta cada año en torno a 700 millones de euros en pagar los salarios de unos 22.000 profesores de catolicismo, que la jerarquía eclesiástica considera sus catequistas”
En otro párrafo recurre a la carta que las “Comunidades Cristianas de Base de Madrid” dirigieron a Mariano Rajoy en noviembre de 2012, “La educación en la fe religiosa pertenece a otro lugar y a otros protagonistas: los templos, las sinagogas, las mezquitas, etc. Si hoy pervive es porque los acuerdos con la Santa Sede blindan para nuestra Iglesia ese dominio ideológico de las conciencias”.
Sorprende que hable del dinero que cuestan los profesores y, a través de terceros, de los lugares para su enseñanza, olvidándose de sus condiciones de acceso, sin fijarse en otra importante cuestión que señala la citada carta: “Asimismo, nos parece totalmente irregular que sea el Estado el que pague a los profesores de religión y sean los obispos los que los elijan y los puedan expulsar a su conveniencia, al margen de la normativa que rige para el resto del profesorado”.
La verdad es que el número de profesores parece elevado y su sueldo de 31.818 € de media también, ya que trabajan en la escuela pública sin oposición, sin otro filtro que el establecido por el obispo de la diócesis respectiva. El sistema de selección que no menciona es manifiestamente mejorable.
La solución al problema de partida consistiría en dirimir si en vez de dar clases de Religión, se educa en la fe religiosa, lo que las convertiría en una mera catequesis en una escuela pública, y para eso existen otros lugares más adecuados y otras personas quizás más idóneas para tal cometido.
Victoria Camps profundiza en este tema y apunta algunas ideas significativas en su artículo, “Catequesis en la escuela”:
- "Una clase de religión para católicos ha de enseñar que Dios es el autor de la creación, ha de enseñar a rezar, ha de inculcar la doctrina moral católica, ha de transmitir la idea de que la felicidad no se encuentra en esta vida, pero sí en la otra. Una clase de Religión para creyentes es lo que siempre ha sido: una clase de doctrina cristiana.- La religión confesional debiera ser una opción voluntaria sin contrapartida obligada para los que no la quieren. Tenemos una red de escuelas concertadas católicas, subvencionadas con fondos públicos, que pueden cubrir la demanda de formación religiosa de los alumnos cuyos padres lo soliciten.- Suscribo la afirmación del decreto cuando dice que “el olvido y la ignorancia de la religión podría tener consecuencias catastróficas para la cultura en general y la memoria colectiva”. Es totalmente cierto. Nuestra cultura incluye el “hecho religioso” e ignorarlo es analfabetismo.- La cuestión religiosa debe importarnos a todos y que es posible enseñar religión desde la laicidad, sin comprometerse con su doctrina —lo que hace la catequesis—, pero informando de lo que ha significado y sigue significando la religión en el mundo.”
Como podemos deducir, esta cuestión se ha complicado demasiado y los sectarismos no contribuyen a solucionarlo. Los problemas hoy planteados referentes al curriculum son nuevos, pero los demás vienen de lejos. Curiosamente, hace poco más de un mes se publicó el curriculum de la enseñanza islámica, y los mismos que hoy ciritican el de la religión católica entonces permanecieron en silencio. Ellos sabrán el porqué que los demás también lo sabemos.
Para mayor información sobre la enseñanza de la religión católica, se pueden recordar las entradas anteriormente publicadas en este blog:
La asignatura de Religión en la Lomce: crispación sin debate (I de IV)
La asignatura de Religión en la Lomce: crispación sin debate (I de IV)
Por que todos los chicos no pueden estudiar una historia de la religión cristiana por las influencias que ha teniddo y tiene en la historia de España como se estudian las ideas politicas y sociales, y la historia y la filosofia. Lo unico que se pide es que sean profesores ecuanimes y responsables y no partidistas. Y con la catequesis a otros sitios
ResponderEliminarEs noticia de hoy que viene a cuento del tema tratado y que habrá que analizar con mayor deteniemto.
ResponderEliminar“Programa electoral para las elecciones generales. Sánchez promete a la comunidad educativa recuperar Ciudadanía y sacar la Religión de clase. El Partido Socialista nunca llegó tan lejos en su defensa de la educación laica. El líder socialista se ha comprometido a llegar a destinar a educación hasta el 7% del PIB. Ha prometido además derogar la Lomce y el 3+2 y cambiar el sistema de becas. 'De aquí a ocho años vamos a convertir nuestro sistema educativo en el mejor de la UE'”