La España ingobernable
Los resultados de las pasadas elecciones de 26-J (PP,137 Diputados; PSOE,85; Unidos Podemos, 71; C´s, 32, ERC, 9; CDC, 8; PNV, 5; Bildu, 2; CC, 1) indican una profunda divisón en la nación española, lo que la convierte en una sociedad disociada.
En la entrada anterior, “De la España invertebrada” pudimos ver que Ortega y Gasset así la consideraba debido a la carencia de unos líderes competentes y de una masa social informada y responsable. Lo que el filósofo denunció hace casi cien años es lo que ha traído los resultados electorales de hoy, tan opuestos y enfrentados, que nos conducen a una España ingobernable. El sabio pueblo soberano así lo ha decidido con sus votos. Si las “élites partidistas” han sido culpables por alimentar disensiones, muchas veces irracionales, también lo ha sido el "pueblo" por haberlo asumido en las urnas.
Quienes pensaron que tras el experimento del 20-D, las aguas volverían a su cauce, una vez manifestado su desfogue de indignación, se han equivocado. La inestabilidad ha llegado para quedarse, visto el resultado de la segunda ronda. Y si no ponen remedio quienes medios tienen, se asentará en la tercera.
Con la actual ley electoral, se han obtenido tales números que difícilmente proporcionarán una legislatura estable, más complicada aún que la investidura de un Presidente. No hay solución posible. El PSOE se muestra incompatible con el PP y quiere ejercer de oposición para ser su alternativa. El PP no puede legislar ni gobernar con el “no” permanente del PSOE, porque intentarlo con los nacionalistas e independentistas le alejaría de su electorado y de Ciudadanos y, sobre todo, de sus principios. Pero el PSOE tampoco puede formar mayorías con UNIDOS PODEMOS sin el mismo auxilio interesado de los independentistas.
Los que dieron por bienvenido el fin del bipartidismo PSOE – PP hoy tendrán que sufrir otro similar formado por cuatro partidos agrupados en los dos bloques clásicos de derecha e izquierda que adolece de inoperancia y bloqueo. La izquierda socialdemócrata recela de un comunismo extemporáneo del siglo pasado y de un populismo en auge que juntos suman menos que la derecha insuficiente del desgastado PP con el indefinido Ciudadanos.
Por otra parte, la dualidad izquierda – derecha que Ortega despreciaba nos trae un enfrentamiento estéril:
“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral. Además, la persistencia de estos calificativos contribuye no poco a falsificar más aún la «realidad» del presente, ya falsa de por sí, porque se ha rizado el rizo de las experiencias políticas a que responden, como lo demuestra el hecho de que hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías”. (V parte del Prólogo para franceses de “La rebelión de las masas”)
La situación de ingobernabilidad que se presenta en España ocurrió antes en Grecia e Italia, pero ambas han buscado solución. Cuando las fuerzas políticas muestran más debilidades que fortalezas e incompatibilidades que consensos, aparece la indeseable inestabilidad institucional.
En Grecia introdujeron un cambio en su legislación electoral: un plus de 50 diputados más para el partido ganador, actualmente Syriza, próximo a PODEMOS (ver nota final). En Italia, el Parlamento ha aprobado recientemente la ley electoral conocida como Italicum, que garantiza un 55% de los escaños a la lista que supere el 40% de los votos y premia con un 15% cuando se obtiene el 37% de los votos, y establece una segunda vuelta cuando no se llega.
Cuando en otros países se pretende evitar un bloqueo a la española, en España se busca el sistema proporcional más puro que evita que sepamos la noche de las votaciones quién gobernará sin apaños. El PP ha ganado las elecciónes pero no llega a la mayoría absoluta de 176 ni con los de C´s, el partido más semejante, aunque finalmente se abstengan. Por su parte, el PSOE ha manifestado tajantemente que "Del sí del PSOE a ser alternativa se derivan los siguientes noes: no a la gran coalición, no a apoyar desde fuera un gobierno del PP y no a apoyar la investidura de Mariano Rajoy. De las tres opciones, el PSOE votará en contra".
Ni C´S ni PSOE parecen decididos a apoyar positivamente al PP, y están en su derecho a ser oposición; tampoco parecen decididos a abstenerse y están en su derecho de votar lo que quieran. Si ambos votan negativamente, ni Rajoy será investido ni habrá Gobierno en España. Y ellos tampoco serán la oposición. Otro de los argumentos que aduce el portavoz socialista en el Congreso, A. Hernando, para votar en contra es también acertado: “Si el PSOE cambia de opinión, perderá toda la credibilidad”, descartando unas terceras elecciones porque serían “un fracaso del sistema” sin percatarse que el sistema es el fracaso. Parecen ignorar aquella expresión de Churchill cuando decía que "tragarse las propias palabras es una dieta equilibrada".
No cabe duda de que con estos mimbres no habrá cesto, pero habrá unas terceras y unas cuartas y otras más mientras no cambien. De las manifestaciones de los cuatro partidos implicados se deduce que ninguno de ellos quiere traicionar sus ideologías ni sus promesas ni a sus votantes. Y demuestran coherencia… ¿Acaso debería ceder el PSOE en beneficio del PP? ¿Y a la inversa, siendo el PP el mayoritario y ganador? Pero también demuestran egoísmo y prepotencia al no permitir que sea “el pueblo” a quien dicen servir quien corte de una vez el nudo gordiano que ata el actual sistema electoral. Pero ni hablan de ello ni tienen intención de cambiarlo.
Si no fuera porque es triste, tendría su gracia: tantos años queriendo los españoles parecerse a los italianos, y cuando lo consiguen, los italianos no quieren parecerse a los españoles, en la inestabilidad institucional postelectoral, por supuesto.
_____________________________
Nota: Una vez ya escrito este artículo ha aparecido la siguiente noticia "Grecia aprueba eliminar el bonus de 50 escaños al partido más votado" que conviene leer y analizar sus entresijos donde se ocultan intereses partidistas bajo una capa de moralina electoral.
En la entrada anterior, “De la España invertebrada” pudimos ver que Ortega y Gasset así la consideraba debido a la carencia de unos líderes competentes y de una masa social informada y responsable. Lo que el filósofo denunció hace casi cien años es lo que ha traído los resultados electorales de hoy, tan opuestos y enfrentados, que nos conducen a una España ingobernable. El sabio pueblo soberano así lo ha decidido con sus votos. Si las “élites partidistas” han sido culpables por alimentar disensiones, muchas veces irracionales, también lo ha sido el "pueblo" por haberlo asumido en las urnas.
Quienes pensaron que tras el experimento del 20-D, las aguas volverían a su cauce, una vez manifestado su desfogue de indignación, se han equivocado. La inestabilidad ha llegado para quedarse, visto el resultado de la segunda ronda. Y si no ponen remedio quienes medios tienen, se asentará en la tercera.
Con la actual ley electoral, se han obtenido tales números que difícilmente proporcionarán una legislatura estable, más complicada aún que la investidura de un Presidente. No hay solución posible. El PSOE se muestra incompatible con el PP y quiere ejercer de oposición para ser su alternativa. El PP no puede legislar ni gobernar con el “no” permanente del PSOE, porque intentarlo con los nacionalistas e independentistas le alejaría de su electorado y de Ciudadanos y, sobre todo, de sus principios. Pero el PSOE tampoco puede formar mayorías con UNIDOS PODEMOS sin el mismo auxilio interesado de los independentistas.
Los que dieron por bienvenido el fin del bipartidismo PSOE – PP hoy tendrán que sufrir otro similar formado por cuatro partidos agrupados en los dos bloques clásicos de derecha e izquierda que adolece de inoperancia y bloqueo. La izquierda socialdemócrata recela de un comunismo extemporáneo del siglo pasado y de un populismo en auge que juntos suman menos que la derecha insuficiente del desgastado PP con el indefinido Ciudadanos.
Por otra parte, la dualidad izquierda – derecha que Ortega despreciaba nos trae un enfrentamiento estéril:
“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral. Además, la persistencia de estos calificativos contribuye no poco a falsificar más aún la «realidad» del presente, ya falsa de por sí, porque se ha rizado el rizo de las experiencias políticas a que responden, como lo demuestra el hecho de que hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías”. (V parte del Prólogo para franceses de “La rebelión de las masas”)
La situación de ingobernabilidad que se presenta en España ocurrió antes en Grecia e Italia, pero ambas han buscado solución. Cuando las fuerzas políticas muestran más debilidades que fortalezas e incompatibilidades que consensos, aparece la indeseable inestabilidad institucional.
En Grecia introdujeron un cambio en su legislación electoral: un plus de 50 diputados más para el partido ganador, actualmente Syriza, próximo a PODEMOS (ver nota final). En Italia, el Parlamento ha aprobado recientemente la ley electoral conocida como Italicum, que garantiza un 55% de los escaños a la lista que supere el 40% de los votos y premia con un 15% cuando se obtiene el 37% de los votos, y establece una segunda vuelta cuando no se llega.
Cuando en otros países se pretende evitar un bloqueo a la española, en España se busca el sistema proporcional más puro que evita que sepamos la noche de las votaciones quién gobernará sin apaños. El PP ha ganado las elecciónes pero no llega a la mayoría absoluta de 176 ni con los de C´s, el partido más semejante, aunque finalmente se abstengan. Por su parte, el PSOE ha manifestado tajantemente que "Del sí del PSOE a ser alternativa se derivan los siguientes noes: no a la gran coalición, no a apoyar desde fuera un gobierno del PP y no a apoyar la investidura de Mariano Rajoy. De las tres opciones, el PSOE votará en contra".
Ni C´S ni PSOE parecen decididos a apoyar positivamente al PP, y están en su derecho a ser oposición; tampoco parecen decididos a abstenerse y están en su derecho de votar lo que quieran. Si ambos votan negativamente, ni Rajoy será investido ni habrá Gobierno en España. Y ellos tampoco serán la oposición. Otro de los argumentos que aduce el portavoz socialista en el Congreso, A. Hernando, para votar en contra es también acertado: “Si el PSOE cambia de opinión, perderá toda la credibilidad”, descartando unas terceras elecciones porque serían “un fracaso del sistema” sin percatarse que el sistema es el fracaso. Parecen ignorar aquella expresión de Churchill cuando decía que "tragarse las propias palabras es una dieta equilibrada".
No cabe duda de que con estos mimbres no habrá cesto, pero habrá unas terceras y unas cuartas y otras más mientras no cambien. De las manifestaciones de los cuatro partidos implicados se deduce que ninguno de ellos quiere traicionar sus ideologías ni sus promesas ni a sus votantes. Y demuestran coherencia… ¿Acaso debería ceder el PSOE en beneficio del PP? ¿Y a la inversa, siendo el PP el mayoritario y ganador? Pero también demuestran egoísmo y prepotencia al no permitir que sea “el pueblo” a quien dicen servir quien corte de una vez el nudo gordiano que ata el actual sistema electoral. Pero ni hablan de ello ni tienen intención de cambiarlo.
Si no fuera porque es triste, tendría su gracia: tantos años queriendo los españoles parecerse a los italianos, y cuando lo consiguen, los italianos no quieren parecerse a los españoles, en la inestabilidad institucional postelectoral, por supuesto.
_____________________________
Nota: Una vez ya escrito este artículo ha aparecido la siguiente noticia "Grecia aprueba eliminar el bonus de 50 escaños al partido más votado" que conviene leer y analizar sus entresijos donde se ocultan intereses partidistas bajo una capa de moralina electoral.