20 de octubre de 2017

Hartazgo de independentismo: sus falacias y el Art. 155 de la C.E.

Cuando el pasado día 10 de octubre de 2017 Carles Puigdemont habló en el parlamento catalán tras el fallido referéndum se produjo la mayor crisis institucional de España de las últimas décadas. De su discurso podemos  extraer las siguientes palabras:

“Hay un antes y un después del 1 de octubre, y hemos conseguido lo que nos comprometimos a hacer al inicio de la legislatura.
Llegados a este momento histórico, y como presidente de la Generalitat, asumo al presentar los resultados del referéndum ante el Parlamento y nuestros conciudadanos, el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de república.
Esto es lo que hoy corresponde hacer. Por responsabilidad y por respeto.
Y con la misma solemnidad, el Gobierno y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin el cual no es posible llegar a una solución acordada.”

Acto seguido, el Gobierno de España mandó un requerimiento al presidente de la Generalidadcuyo texto de nueve folios puede leerse completo y del que se extraen las siguientes conclusiones:
-  El requerimiento consta de dos peticiones y dos plazos.
- En la primera se dan cinco días al presidente catalán, hasta el lunes  16 a las 10:00h,  para que "confirme" si ha declarado o no la independencia en Cataluña, sin dar lugar a respuestas confusas: "Cualquier contestación distinta a una simple respuesta afirmativa o negativa se considerará confirmación".
- Si admite la independencia, no hay claridad en la respuesta o no hay contestación, el Ejecutivo efectuará la segunda petición, exigiendo a  Carles Puigdemont que revoque la declaración de independencia y vuelva a la legalidad. El plazo con el que contará el líder catalán expirará el jueves 19 a las 10:00h. 
- Si hace caso omiso, Rajoy podría aplicar el artículo 155 de la Constitución: "Es deber del Gobierno de la Nación proceder a activar la aplicación del procedimiento para la aplicación del artículo 155 de la Constitución en el caso de que no se atienda este último requerimiento planteado por el presente acuerdo…Hemos perdido el vértigo pero hay que hacer las cosas bien. Los mayores expertos en el 155 los tenemos nosotros".

Cuando faltaban dos horas para que se cumpliera el primer plazo a las 10,00 horas del 16 de octubre, Puigdemont remitió una carta de dos folios al Gobierno Español sin contestar “si declaró o no la independencia de Cataluña”, y a la que se añaden otros dos folios más de anexos con diversos enlaces a su propia comparecencia el pasado día 10, a la ley del referéndum de autodeterminación, a los resultados del 1-O y de las elecciones del 27-S de 2015 y a unos informes de unos supuestos observadores internacionales. Desde este enlace se puede acceder a la carta enviada por Puigdemont a Rajoy.  (PDF)]

Puigdemont repite en su misiva todo el “argumentario independentista”, desde el resultado del referéndum del 1 de octubre a la “violenta actuación policial” y  ofrece diálogo sincero y plazo para llevarlo a cabo en una negociación: “Nuestra propuesta de diálogo es sincera y honesta. Por todo ello, durante los próximos dos meses, nuestro principal objetivo es emplazarle a dialogar”. Da por sobreentendido  y justifica que durante ese tiempo quedará suspendida la declaración de independencia: "la suspensión del mandato político surgido de las urnas del el 1 de octubre demuestra nuestra firme voluntad de encontrar la solución y no el enfrentamiento".

Además de no contestar al requerimiento, Puigdemont se permite realizar una serie de peticiones desde una pretendida posición de fuerza, fruto de la prepotencia acumulada durante años y de una sorprendente ignorancia de la Historia y del presente: 

- Exige “que revierta la represión contra el pueblo y el gobierno de Cataluña”, y cita  como ejemplos la comparecencia en la A. Nacional del mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, y de los presidente de la ANC y de Òmnium.

- Recuerda que “en el capítulo de represión” sufren, entre otras cosas, la vulneración de derechos fundamentales, como la congelación de cuentas bancarias, la censura de internet y de medios de comunicación, la violación del secreto postal, las detenciones de servidores públicos y la brutal violencia policial ejercida contra la población civil pacífica el 1 de octubre.

-  Señala que su propuesta de diálogo es sincera, pero “incompatible con el creciente clima de represión y amenaza”.

- Y pide concretar “lo antes posible una reunión que nos permita explorar los primeros acuerdos…”, aconsejando “No dejar que se deteriore más la situación. Con buena voluntad, reconociendo el problema y mirándolo de cara, estoy seguro que podemos encontrar el camino de la solución”. 

Dado que el  requerimiento del Gobierno  obligaba a Puigdemont a dar una respuesta clara y sencilla  que evitara la aplicación del artículo 155 y no fue ni lo uno ni lo otro, comenzó  a correr el segundo plazo de tres días, hasta el jueves 19 de octubre a las 10.00 horas, para que rectifique y retorne a la legalidad vigente.

Rajoy le envió inmediatamente su mensaje a Puigdemont  diciéndole que él “será el único responsable de la aplicación de la Constitución, que rectifique, que dialogue en el Congreso y dentro de la ley”. Por otra parte,  el Presidente del Gobierno lamenta “profundamente”  que Puigdemont no haya contestado al requerimiento efectuado en su día y le recuerda  que esa petición supone el paso previo al procedimiento establecido en ese artículo del texto constitucional. 

La Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en una declaración pública, anunció que tras la inadmisible contestación desde Cataluña, se activaba el segundo plazo para que rectifique antes del jueves próximo, día 19,  añadiendo que “Nadie ha tenido tan fácil evitar que se aplique la Constitución (alusión al Art. 155) contestando al requerimiento del Gobierno que sencillamente establecía  que «El presidente de la Generalitat confirme si alguna autoridad de la Generalidad de Cataluña ha declarado la independencia y/o si su declaración del 10 de octubre de 2017 ante el pleno del Parlamento implica la declaración de independencia al margen de que esta se encuentre en vigor o no»”.


Con la llegada del día 19, se cumplió el segundo plazo y el Presidente de la Generalidad envió otro nuevo escrito al Presidente del Gobierno de España, con sus faltas de ortografía y de sintaxis incluidas,  en la que se indica:
-  Su nula voluntad de rectificación del proyecto secesionista.
- La no convocatoria de elecciones anticipadas.
- Su advertencia al Gobierno de levantar la suspensión de declaración de independencia si el Gobierno de España "persistía en impedir el diálogo,  continuar la represión y aplicar el artículo 155”.
- E implícitamente admite que no llegó a declarar la independencia de Cataluña el pasado 10 de octubre.


A la anterior, el Gobierno respondió rápidamente por medio de su portavoz, el Ministro Méndez de Vigo con un Comunicado al Presidente de la Generalidad en el que se remite a las decisiones que tome el Consejo de Ministros el próximo sábado día 21, y termina con las siguientes  palabras:

"El Gobierno pondrá todos los medios a su alcance para restaurar cuanto antes la legalidad y el orden constitucional, recuperar la convivencia pacífica entre ciudadanos y frenar el deterioro económico que la inseguridad jurídica está causando en Cataluña".

Este es el tablero de ajedrez en el que se mueven dos fuerzas  con postulados incompatibles: mientras que al Gobierno de España le asiste el Estado de Derecho y la razón de Estado, el independentismo se asienta en un puro sentimiento y en un mito sin consistencia alguna, que le deja sin cobertura alguna. El día 21 empieza sin duda otra fase de un final previsible, pero con unas consecuencias dolorosas para todos, aunque mayores para los más débiles.

En la siguiente entrada veremos cómo se hubiera solucionado esta crisis en otras épocas de la Historia, y aunque  las circunstancias y el tablero de juego son diferentes,  de las comparaciones surgen ideas válidas para solucionar el presente y prevenir el futuro. Los accidentes cambian mientras la sustancia perdura.

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