En estos mismos momentos, Pablo Casado está interviniendo en el Congreso del Partido Popular que le elegirá como líder o le relegará a un olvido prematuro. El resultado lo veremos dentro de pocas horas y en su momento lo analizaremos. Pero, mientras tanto, veamos el análisis previo que presenta José-Tomás Cruz Varela, teniendo en cuenta que su condicionante no ha llegado a cumplirse: no ha habido debate público entre ellos.
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Sin debate, Pablo Casado fracasará
(De mi puño y tecla)
Difícilmente habremos leído una entrevista más insulsa que la publicada el pasado viernes 13 en un diario de tirada nacional, que la realizada al candidato de las primarias del PP, Pablo Casado.
Afirma no querer ser comentarista de lo que sucede, sino de lo que tendrá que suceder, algo críptico, amparándose en una campaña de: principios, valores e ideas, pero sin aclarar en qué consisten y cuáles son los suyos. Comenta que a los compromisarios les molesta se les niegue la legitimidad para elegir como representantes de los afiliados. ¿y quién o quiénes cometen semejante aberración?
Dice llevar desde el 2011 partiéndose la cara por el PP en los peores platos, las peores noches electorales, etc. Pero veamos, ¿no ejercía usted de vicesecretario de comunicación? Pues si no le gustaba dicho cometido, haber dimitido. Cita como su principal cometido que le gente se sienta orgullosa pertenecer al PP, apelando posteriormente a un absurdo y prepotente “yoismo” con frases como: yo si soy del PP, yo si defiendo el legado del PP, yo si estoy orgulloso de participar en un Congreso en el que se hable del PP. ¿Y a los demás que les ocupa y preocupa, defender a otros partidos? para añadir a continuación que habrá cosas que debemos seguir haciendo y otras que convendrá cambiar, pero ¿a qué cosas concretamente se refiere?
En línea similar, aduce que se necesita un proyecto renovador en el que tiene que caber más gente, ilusionante… pero ¿por qué no explica en qué consiste tal proyecto?, ¿qué tiene previsto incluir?
A la pregunta sobre que puesto le ofrecería a la ex vicepresidenta en caso de ganar, contesta con la profunda ingeniosidad de que él no habla de puestos ni ofertas para nadie puesto que no se trata de un zoco. Lo suyo es reivindicar la política de proyectos claros. ¿Se referirá por ventura a la que le inspiraba Arriola a don Mariano, de todos conocida bajo el mantra de “no hay que hacer nada, quedarse quietos porque el tiempo lo arregla todo”?
Salvo cuatro acotaciones más, toda la entrevista discurre de tal tenor, carente de interés e iniciativas y ausente de compromisos.
Con el ánimo de no castigar con más nonadas a los lectores y comentar algo más concreto, siempre bajo el dudoso criterio de Casado, todo parece indicar que en la batalla por Andalucía, feudo de Sáenz de Santamaría en la votación de los afiliados, quizá no ocurra lo mismo con el de los compromisarios, pudiendo producirse incluso un empate técnico gracias a la implicación y colaboración de Cospedal García.
Por último, si Casado no continúa defendiendo su propuesta inicial de un debate previo con Santamaría, es muy posible que deba dar por perdidas sus esperanzas de triunfo. La ex vicepresidenta, conocedora de las habilidades como comunicador de Casado, especialmente entre la gente joven y no tan joven, está removiendo e intentando hacer todo lo posible para que se anule el citado debate apoyándose en sus presuntas influencias sobre el comité organizador del Congreso del PP y la dirección del partido, alegando que lo correcto y sensato sería crear una candidatura de integración, a cuya cabeza, obviamente, figuraría Santamaría.
Dos de los dirigentes más significados del partido, coordinador general y el portavoz en el Congreso, faltaría más, se mostraron manifiestamente contrarios a todo tipo de foros, alegando que solo generaría la creación de familias irreconciliables con las consiguientes consecuencias. Mayor demagogia imposible.
Según el citado Rafael Hernando, insufrible portavoz, pidió a Santamaría y Casado piensen en el partido y formen un equipo, pronosticando que los únicos que se alegrarían de no hacerlo sería los enemigos del PP, comenzando por el PSOE y restantes partidos rivales.
Ante tantas discrepancias, el comité organizador, se ha encargado de dar largas a la petición del susodicho debate, si bien Casado debería seguir insistiendo en la confrontación, alegando que no es correcto hurtarle información a afiliados, militantes y votantes sobre sus respectivos programas y proyectos de futuro, que en caso de no realizarse lo interpretarían como un comportamiento antidemocrático por ocultar información amen de una muestra de debilidad. Sin duda y en caso de que la ciudadanía pudiese opinar, se decantarían por el encuentro de marras, que de no realizarse podrá suponer el fracaso para Casado.
José-Tomás Cruz Varela
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