Acertado análisis de la actual situación española el que hoy nos presenta José-Tomás Cruz Varela: inestabilidad política y económica, desgobierno sin Gobierno y ausencia de pactos por falta de negociaciones entre quienes pueden formarlo. Visto el resultado negativo del proceso de investidura, la aritmética parlamentaria no parece ser el fuerte de Pedro Sánchez: cree que 123 son 176, y los 53 de diferencia una donación sin compensaciones. Cree que la vieja expresión “do ut des” no se hizo para él y que alejarse ahora de quienes le apoyaron en su moción de censura le inmuniza contra las ideas podemitas, comunistas e independentistas. Atinada descripción la que Cruz Varela hace del laberinto en el que se ha metido el presidente en funciones.
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Desastrosa y confusa situación político-económica
Inicialmente, si algo está deteriorando la desaceleración económica española, nadie cuestiona que en gran parte obedece a la ausencia de Gobierno que estamos padeciendo. Vivimos en un contexto internacional incierto y cargado de enfrentamientos comerciales, que con independencia del mantenido entre EE.UU y China, está afectando a todos los mercados, incluidas las Bolsas a nivel mundial.
Más concretamente y centrándonos en nuestra inestabilidad económica, la incertidumbre está afectando a múltiples sectores de peso, entre los que cabría destacar, por ejemplo, la sensible caída del sector automovilístico o el desplome de la venta de pisos, etc...
En otro orden de cosas, como mayor o menor aceptación y en lo que a la política se refiere, el logro de pactos de Estado, es imprescindible para la puesta en marcha las necesarias reformas precisadas por nuestra economía, algo para lo que, aparentemente, nuestros líderes políticos actuales se sienten incapaces de conseguir.
Para la mayoría de los ciudadanos, lo que en realidad ocupa y preocupa a los políticos es medrar en sus respectivas formaciones y acceder a puestos con mayores responsabilidades y con retribuciones superiores. En cuanto al presidente en funciones, Pedro Sánchez continúa dando bandazos y aterrándole la dudosa idea de tener que incorporar algún día a representantes de Podemos como ministros en su Gobierno, lo cual, de momento, no parece viable.
A nivel personal continúa desnortado, perdiendo el tiempo y alegando últimamente que a finales del presente mes de agosto o primeros de septiembre, tiene previsto reunirse una vez más con Unidas Podemos (¡Qué mal suena!) para exponer un plan de soluciones que los ciudadanos, una vez más, no le prestarán el más mínimo caso. En cuando a las reuniones sociales con sindicatos y otras entidades, al margen de considerarse una pérdida de tiempo, nadie sabe qué pretende con independencia de aparecer en los medios.
Últimamente va quedando más claro que la obsesión principal del ambicioso presidente en funciones, pasa por eliminar a Podemos ya sea en septiembre o destruirlos en noviembre. Todos ambicionan ocupar espacios que en la mente de Sánchez, única y exclusivamente están destinados para él. Persigue la investidura pero, a poder ser, gobernar sin pagar precio.
Para otros, la estrategia consiste en atemorizar a Podemos y si es factible en septiembre para gobernar cuanto antes y evitar los peligros que conllevan las campañas de unas elecciones. Todo vale con tal de evitar la factura de la coalición y, en último extremo, aceptar los comicios sin maltratar a sus líderes y al partido. Resumiendo, Sánchez pretende ser presidente de un Gobierno de un solo color y, en su defecto, con una presencia testimonial de Podemos.
Todo parece indicar que cada vez es mayor el número de personas que se decantan por la celebración de nuevas elecciones, si bien Sánchez no se manifiesta por aquello de llegar a un acuerdo con Podemos y las fuerzas independentistas en el último momento que cambie la situación…..¡¡Tiempo al tiempo!!
José-Tomás Cruz Varela
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