Esta primera entrada es una simple introducción, una aproximación sin mayores pretensiones al texto real que se verá en los dos próximos capítulos...
Pocos dudan hoy de que el artículo titulado "El error Berenguer" de don José Ortega y Gasset, publicado el 15 de noviembre de 1930 en el diario “El Sol”, supuso un auténtico aldabonazo social. Aunque se trataba de una crónica periodística más, podemos considerarla como un memorable texto histórico por haber sido su autor un testigo de los hechos descritos. Y es también un relato político por reflejarse en él tanto las formas de gobierno habidas durante los siete años de Dictadura de Primo de Rivera como las protagonizadas por la “Dictablanda” del General Berenguer en sus doce meses de agónica supervivencia.
Ortega quería transmitir al pueblo español su preocupación por aquella insostenible situación política originada por un abuso de poder sin leyes, su desconfianza en las soluciones propuestas por las autoridades establecidas e impulsarle a ser el protagonista de la demolición de la Monarquía, principal obstáculo en el necesario y urgente cambio de régimen.
Aunque del titular parece desprenderse que Berenguer fue “el error”, el filósofo se lo atribuye clara y rotundamente a quienes lo nombraron para ocultar los años de Dictadura y no al objeto empleado para fin tan sibilino.
Examinada la Historia con los suficientes años de perspectiva, no es arriesgado deducir que Ortega y Gasset influyó en la reorganización de la oposición republicana constituida formalmente tres meses antes en el Pacto de San Sebastián. Y quizás, indirectamente, en algunas actividades posteriores del Comité Revolucionario (Azaña, Domingo, Alcalá Zamora, Lerroux…) llevadas a cabo con más premura que planificación, como la sublevación del acuartelamiento de Jaca y la proclamación de la República por los aviadores de Cuatro Vientos de Madrid.
Los hechos demostraron que el nombramiento de Berenguer fue un “error” y para superarlo, Alfonso XIII colocó al frente del Gobierno al almirante Aznar, quien convocó inmediatamente las elecciones municipales de abril de 1931 para volver a la normalidad constitucional. En las alturas gubernamentales se confiaba en la fuerza de los mecanismos caciquiles que hasta entonces habían operado con demostrada eficacia, pero los resultados no fueron los esperados y se produjo el abrupto cambio histórico ya conocido.
En las entradas siguientes se expondrá la versión completa del artículo “El error Berenguer”, dividido en dos partes dada la considerable extensión de su contenido. En la primera, Ortega explica los argumentos que le llevan a conceptuar como "error" el nombramiento de Berenguer. En la segunda veremos el llamamiento hecho a los españoles para que reconstruyeran el futuro de su nación y su conocida sentencia final, “Delenda est Monarquia”.
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