Acertado está José-Tomás Cruz Varela con el contenido del artículo de hoy sobre las intenciones manifiestas del Presidente Sánchez de indultar a los presos políticos independentistas catalanes, y suprimir, al mismo tiempo, el uso de las mascarillas en el exterior.
Si cree Sánchez que el problema del independentismo catálan se resuelve definitivamente con estos indultos, será el tiempo y los nuevos acontecimientos los que certifiquen su acierto o que el mal de "hibris" (desmesura del orgullo y la arrongancia) le acecha y le niega la felicidad del ejercicio del poder. Los antiguos griegos sabían lo que les ocurría a quienes transgredían los límites marcados y eso les invitaba a vivir de acuerdo con el viejo proverbio, "Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo ciegan".
Si las próximas elecciones premian la decisión de Sánchez, podremos comprobar si el colapso de la nación española es irreversible o aún queda una pizca de esperanza de su supervivencia .
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INDULTOS Y MASCARILLAS
(De mi puño y tekla)
Aunque resulte sorprendente, la estadística de los muertos por el Covid no ha levantado la mitad de atención que los indultos, la investidura de Díaz Ayuso o el último sondeo de CIS.
El próximo viernes, será el propio Presidente, Pedro Sánchez, quien anuncie que el 26 de junio, los españoles podrán salir a la calle sin mascarillas. ¿Será posible que haya llegado el principio del fin del citado e incómodo artilugio?
La foto de la jeringuilla de la vacuna en el brazo ha aparecido en millones de ocasiones y ya no llama la atención de los ciudadanos. Pero en el caso de las mascarillas, Sánchez se ha guardado la feliz noticia para comunicarla personalmente, si bien la oposición le acusará de utilizarlas para que los españoles se tapen la boca y la nariz pra aeu no hablen de los indultos ni perciban su olor. Todo en orden obviamente.
El presidente precipitará el anuncio de que dejarán de ser obligatorias en el exterior del 26-6 sin consensuarlo y el Consejo de Ministros del martes podría aprobar el perdón de los presos del 1-O. En una palabra, para camuflar los mencionados indultos se suprime el obligatorio uso de lasa mascarilals en el exterior. Todo ello el más puro y grosero encubrimiento de los presos independentistas que hemos visto hasta el momento.
Si la intención de Sánchez es hacernos creer que lo peor del desafío del secesionismo ha pasado y que el ataque a nuestra democracia debe ser perdonado, sin que medie el arrepentimiento ni la enmienda está en un error. Para su desgracia serán los propios independentistas los que se encarguen de mostrar que nada ha cambiado en sus intenciones.
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela.
Ex Director de RR.HH. Málaga.
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