Vista la trayectoria política del Presidente Sánchez, podemos decir sin temor a equivocarnos que el conocido "donde dije digo digo Diego" es su carta de presentación. Y es que su verdad más sobresaliente es la mentira.
Dice José Tomás Cruz Varela que la palabra del Presidente Sánchez no vale nada porque él mismo se ha encargado de depreciarla hasta la nulidad absoluta. Decía un proverbio latino que "se coge al toro por los cuernos, al hombre por su palabra y a la mujer por el elogio". En este caso basta con oír y comprobar.
El problema que tiene Sánchez con su palabra es el mismo que tiene una flecha lanzada que ni vuelve atrás ni puede cambiar la trayectoria. Y de eso son las hemerotecas testigo. "Los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta, que les diga siempre la verdad" sentenció Rubalcaba. Pero eso parece no ir con Sánchez.
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SÁNCHEZ, MÁS FLEXIBLE QUE UN MUELLE
(De mi puño y tekla)
Tras una semana de otorgar los indultos a los presos del "procés", nuestro tierno presidente, Pedro Sánchez, tuvo a bien acudir al Congreso de los Diputados para rendir cuentasen el lugar donde se supone debe hacerlo.
Acostumbrado a las alocuciones engoladas y televisadas, sin opción a réplica ni preguntas por parte de la prensa, el ejercicio de someterse al control parlamentario, implica para Sánchez, un duro e incómodo choque con la realidad que supone su cortedad parlamentaria, unida a su dependencia del separatismo.
El seguir sin celebrarse un verdadero debate sobre el estado de la nación, responde a una estrategia para minimizar la escasa capacidad de exposición del presidente, consciente de su debilidad argumental. Hasta sus supuestos aliados le están tomando la medida.
Ahí estuvo Gabriel Rufián, humillando la credibilidad del presidente del Gobierno desde la tribuna del Congreso. Todos señalando el nulo valor de la palabra de Sánchez que meustsra la debilidad de quien es capaz de cambiar de opinión con el único fin de seguir ostentando el poder.
Rufián ironizó sobre el agotado crédito del compromiso del Jefe del Ejecutivo cuando aseguró que no permitiría un referéndum de autodeterminación en Cataluña, recordándole que también dijo que no habría indultos. "Así que démosle tiempo", le espetó el portavoz de ERC.
Pablo Casado ejecutó una dura denuncia de la claudicación gubernamental ante el discurso soberanista, de la cual la concesión de los indultos es solo el penúltimo ejemplo, antes de abrir con los desleales la mesa bilateral de negociación extraparlamentaria. El presidente del Partido Popular calificó de "hombre de paja" del nacionalismo al presidente, al mismo tiempo que exigió la celebración de ese debate que el Ejecutivo está negando a los grupos parlamentarios en los que están representados todos los ciudadanos.
La soledad de Sánchez en su indisimulable condición de rehén del secesionismo, quedó todavía más patente cuando su socio de Gobierno de coalición, a través del portavoz defendió hablar de todo, incluida la autodeterminación y la amnistía. Buscaban el aplauso y lo consiguieron.
Sánchez, a su manera, trató de responder a los críticos, huyendo de refutar las críticas recibidas y cambiando de tema cuando le preguntan directamente; es decir, "nada con patatas". Su palabra no vale nada porque él mismo se ha preocupado de no cumplirla nunca.
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
Ex Director de RR.HH. Málaga.
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