Nos recuerda José-Tomás Cruz Varela en su carta de hoy que la inflación es el impuesto de los pobres. Tal como está la situación, podemos añadir que es otro más para las clases medias. Algunos expertos han calculado que este nivel de inflación ocasionará pérdidas superiores a los 30.000 millones de euros de euros entre las familias y las empresas de nuestro país.
Aunque al gobierno de Sánchez parece no afectarle la elevada inflación surgida, es posible que ese impuesto silencioso le pase una factura inesperada y le desaloje del poder cuando las voces del descontento no puedan apagarse. Ni siquiera se han preguntado, al menos en voz alta, si estamos ante un fenómeno puntual o ha llegado para quedarse. El tiempo lo dirá, pero existe un riesgo real de que se vuelva duradero.
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PREOCUPANTE INFLACIÓN
(De mi puño y tekla)
En esta ocasión, no se trata de un mal rato, sino de una preocupante y duradera escalada, con la amenaza de prolongar todavía más la necesaria recuperación del alza del 5,5% en el IPC y la reducción del poder de la compra familiar, que a su vez encarece la preocupante factura de las pensiones.
Por mucho que la Moncloa intentase el pasado martes, eludir el enfrentamiento entre las dos vicepresidentas, los encontronazos de las últimas semanas, la frialdad de Calviño y Díaz, resultó evidente en la cumbre hispano lusa. Ninguna de las dos ministras se dirigió la palabra.
La citada escalada de la inflación no se frena y pone en serio riesgo la recuperación. Los precios son ya un 5% más alto que lo eran hace un año, lo que supone el mayor incremento interanual desde 1992, y en lo que tiene mucho que ver el precio desbocado de la electricidad, de la gasolina y del gas.
Con esta subida, el IPC promedio del 2021, se sitúa ya en el 2,5%, muy por encima de la expectativa del 0,9 que pronosticado por el Gobierno para la elaboración de los presupuestos.
La pregunta que se hacen ahora los mercados es hasta cuándo podrán mantener el grifo del crédito abierto. El escenario es negativo para todos, pero pera los países endeudados mucho peor. Y España lo está y más de lo deseable.
El horizonte es negro y el Gobierno no puede escudarse en las circunstancias Hay decisiones que se pueden tomar, empezando por modular hachazos fiscales que en esta coyuntura solo contribuirán a frenar el crecimiento.
A la inflación se la llama el impuesto a los pobres, pues devalúa su poder adquisitivo. La vida se encarece, pero el Gobierno parece más ocupado en la propaganda y en el autobombo de sus “éxitos” que en tomar medidas adecuadas que lo frenen
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
Ex Director de RR.HH. Málaga.
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