Habla Cruz Varela de los trucos que Pedro Sánchez ha empleado para acceder a la vida política como deslumbrante protagonista sin citar los ignominiosos tratos llevados a cabo para permanecer en ella.
La pérdida de votantes que el PSOE va cosechando en las sucesivas elecciones autonómicas indica el rechazo que sienten los españoles hacia el presidente de gobierno manifestado con las personas de sus candidatos. Lo cierto es que poco a poco ha ido calando la idea del engaño en los ciudadanos: la primera vez es culpa de quien lo hace, pero la segunda lo es de quien se deja. Y cada día hay menos gente dispuesta a dejarse convencer con futuros trucos y tratos, como veremos en las siguientes elecciones.
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(De mi puño y tekla)
Dice Iván Redondo que Sánchez vuelve, pero no adónde. Y no lo dice porque no puede. Sánchez no tiene principio porque precisamente no tiene principios. Así que solo queda por escribir el último de sus finales… Ya escribimos uno cuando fue desalojado de Ferraz en aquella noche escarlata en la que juró venganza. Logró añadir una segunda parte a su novela picaresca, pero el pícaro cuenta con un número limitado de recursos para sostener la atención del lector. Es un político amortizado para todos menos para Tázanos, cuyo amor constante llegará más allá de la muerte. Pedro es de Marte y José Félix de Venus…
Sánchez no va a frenar la sangría de votantes recordando los viejos trucos que Iván añora. La pose del guerrero antisistema no es suficiente, y tampoco esas imposturas que cuestan un dinero que ya no nos prestan, porque falla la premisa básica de todo espectáculo de prestidigitación: la voluntaria suspensión de la incredulidad del público. El personal ya no está para fingir asombro cuando sale otro más conejo de la chistera (si saliera una sandía o un litro de gasoil, todavía). Uno no puede ir de víctima de los poderosos tras cuatro años, asaltando empresas públicas, abusando de todos los atributos de lo necesario, haciéndose selfies con el Ibex y ordenando discretamente a Calviño que regule el grifo peronista de Podemos. Uno no puede empezar su mandato acogiendo un barco de refugiados bajo los focos y gendarmes marroquíes cuando se apilan aun calientes los cadáveres de los inmigrantes…
Uno no llora por el trato de los medios. Ni Felipe en toda su gloria rindió una corte tan nutrida de periodistas, politólogos y hasta presentadores del corazón a cambio de techar el palote de la pared de la alcoba monclovita. El pícaro ha dilapidado gozosamente su credibilidad que es la levadura política de cualquier decreto. Es así que ya da igual lo que haga, apruebe, negocie o anuncie. Da igual que se persone en el incendio de Zamora, porque no es posible que un personaje de Iván Redondo engañe a los personajes de Miguel Delibes. Nadie le cree ya; ni siquiera una izquierda que prefiere estar contra Feijóo.
Además de ser feo mentir, acaba siendo ineficaz. Camufla los fracasos, pero desacredita los éxitos. Cuando Sánchez pida a los españoles que lo voten, ellos preguntarán a cuál de todos. Y rebuscando de barraca, el candidato solo podrá contestar con su sociólogo de cabecera que al menos alto y agraciado…
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
Ex Director de RR.HH. Málaga.
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