Tras la exposición del bulo del terrorista suicida en los capítulos anteriores, parece claro que fue una operación intencionada de desinformación para influir en las elecciones del día 14 de marzo de 2004 y que una vez celebradas y cumplido el objetivo propuesto, se pretendió silenciarlo y ocultarlo. Pero la falsedad había llegado tan lejos y fue tal el ridículo conseguido que no se pudo lograr.
No invalidó ni justificó la propagación del bulo el que Iñaki Gabilondo lo considerara un tiempo después como “un error”, ya que eso sólo podría ser corregido divulgando la verdad y desvelando “sus fuentes solventes”, algo que hasta la fecha no ha hecho ni ha tenido intención de hacer, por lo que siempre permanecerá la duda de ser inventado por los mismos que lo propalaron.
La aparición de al menos un suicida inmolado en los trenes era necesaria para dar credibilidad a la autoría islamista. Si además se adornaba con detalles relevantes, el efecto resultaría devastador. La sociedad española era consciente de que en los atentados de ETA nunca había aparecido un solo terrorista inmolado y, sin embargo, sabía que, en los provocados por los islamistas radicales, sus autores deseaban impacientemente viajar al paraíso de las huríes.
Sólo faltaba la motivación para realizarlo para que el relato quedara completo: terroristas islamistas se han inmolado en los trenes en respuesta a la participación de las tropas españolas en la guerra de Iraq por mandato de Aznar en colaboración de Bush y Blair. Con esos antecedentes y el elevado número de muertos y heridos habidos, resultaría muy complicado, dada la proximidad de las elecciones, desmontar en pocas horas un bulo tan ingeniosamente diseñado para la ocasión.
Pero los autores del bulo se precipitaron y cometieron un error de bulto. No se imaginaron que las autopsias de las víctimas finalizaran antes de lo que ellos pensaban y demostraran que no había ningún suicida entre ellas. Y aunque el ministro Zaplana anunció hacia las 1,30 horas del día 12 el resultado de los forenses, el bulo siguió y aún fue revestido con significativos detalles. Lo importante era llegar a la manifestación del día 12, a la jornada de reflexión del 13 y a las elecciones del día 14 con la imagen de un suicida en los trenes de la muerte.
La cronología de la emisión y propagación del bulo nos da las pistas sobre su creación nada casual y el tiempo de su mantenimiento en la audiencia:
- Hacia las 21,30 horas de la noche del día 11 de marzo, J.L.R. Zapatero comenzó su ronda de llamadas a los directores de medios de comunicación informándoles de la aparición de dos suicidas en los trenes y su ocultación por parte del PP.
- A las 22,00 horas, Ana Terradillos, desde la Cadena SER, difundió el bulo del suicida del tren, según información recibida "de tres fuentes distintas de la lucha antiterrorista."
- A las 23,45 horas, nuevo bulo de la SER sobre la petición de ayuda de forenses a Israel por parte del Gobierno español.
- Las autopsias terminaron a las 1,20 horas de la madrugada del día 12 sin encontrar ningún cuerpo de suicida, pero desde las 6,00 horas de esa mañana el programa de Iñaki Gabilondo siguió repitiendo el mismo bulo, pero, esta vez, revestido de tres capas de calzoncillos y convenientemente rasurado para entrar en su paraíso.
- Según la SER, de “las tres fuentes informativas” brotó espontáneamente el manantial inagotable de un suicida, pero una vez conocido todas ellas se secaron y nunca más se supo de ellas…
El día 6 de julio de 2004 compareció la directoria del Instituto Anatómico Forense, IAF, Señora Baladía Olmedo, en la Comisión de Investigación del Congreso sobre los atentados del 11-M, y dejó constancia expresa de que “las autopsias a las víctimas terminaron a la una y veinte minutos de la madrugada del día 12 y no apareció ningún cadáver de terrorista suicida”. (Capítulo IV)
El 29 de noviembre (Capítulo V) intervino el ex presidente del Gobierno, Sr. Aznar López, y, entre otras declaraciones, se refirió al bulo de la reivindicación del atentado emitido por las brigadas de Abhu Hafsa al Masri, a la difusión de la falsa aparición de un suicida y a su necesidad para adjudicarlo al islamismo radical, así como su persistencia en la divulgación del bulo, a pesar del resultado de las autopsias.
Afirmó también que el jefe de la oposición, Sr. Zapatero, hizo llamadas a diferentes personas, advirtiendo de la existencia de terroristas suicidas en los trenes, pero no a él.
Calificó de mentirosos a quienes hablaron de suicidas, ya que mentían a sabiendas de lo que hacían. También se preguntó por el origen del bulo del suicida y de las otras falsedades, quejándose de que esa Comisión no lo investigara y no quisiera conocer la verdad que la entonces oposición exigía y que una vez en el poder, dejaba de interesar.
Según Aznar, los atentados se hicieron para influir en el proceso electoral:
“He dicho que un medio de comunicación dijo que había suicidas, y no los había; un medio de comunicación dijo que sabía de la existencia de un vídeo desde por la mañana, y no sabía de la existencia de un vídeo desde por la mañana; un medio de comunicación dijo que se conocía el contenido de una furgoneta desde por la mañana, y no se conocía el contenido de la furgoneta desde por la mañana. Todas esas cosas se dijeron, señoría y, por tanto, eso forma parte de la explotación de una situación, y lo que yo le quiero decir es exactamente con mis palabras lo que he dicho”.
“Señoría, el Gobierno de entonces dijo la verdad y mintieron otros. Mintieron, por ejemplo, los que llamaron a directores de medios a decir, según he podido leer, que había suicidas, porque no los había, por ejemplo. Mintieron otras personas, señoría; mintieron probablemente los que no dijeron y no culpabilizaron a los terroristas directamente desde el principio, mintieron. Y cuando me habla S.S. de la jornada electoral le vuelvo a recordar lo siguiente: no fueron las sedes de otros partidos las que estuvieron cercadas; no fueron las sedes de otros partidos las que estuvieron llenas de manifestaciones espontáneas el mismo día, a la misma hora y en toda España, que ya es casualidad en la espontaneidad. Por favor, ¿por qué no se quiere saber la verdad también sobre eso? ¿Por qué no se puede dejar comparecer en esta Comisión a todas aquellas personas que pueden aportar datos sobre la convocatoria de esas concentraciones? ¿Por qué no? Que se deje, por favor. Déjenles ustedes que comparezcan, dejen ustedes que se sepa de dónde venían las llamadas de los teléfonos móviles, de dónde venían las convocatorias. Yo no sé si tiene usted alguna idea o no tiene alguna idea al respecto, es posible que sí, es posible que no, no lo sé; pero estoy seguro de que si usted dejase que viniesen aquí las personas que podían aportar información sobre de dónde vienen esas llamadas, llegaría a una conclusión muy clara y muy rápida.”
Parece ser que las declaraciones de Aznar no gustaron a la Cadena SER (Capítulo VI), ya que, al día siguiente, el diario “El País” publicó su contestación. Pero del bulo del suicida ni aclaró su origen ni el nombre de sus fuentes, y tampoco se acordó de los tres pares de calzoncillos y el eficaz rasurado. De los fines perseguidos con el bulo no hubo una sola referencia, ya que intentar explicarlo racionalmente podría empeorar su lamentable situación. La creación y propagación del bulo del suicida será una pesada carga que acompañará siempre a esos medios.
Llegó, por fin, la deseada comparecencia del presidente Zapatero (Capítulo VII) culpabilizando de los atentados a los autores de otros anteriores en distintos lugares del mundo, añadiendo como una posible causa más el “riesgo de la participación de la España en la guerra de Irak”.
El Sr. Zaplana recordó a Zapatero que “llamó personalmente a directores de medios de comunicación para decirles que había terroristas suicidas y el gobierno lo estaba ocultando”:
“Dice que la conversación literal de Rodríguez Zapatero con el director en este caso de El Mundo fue la siguiente: Tenemos información de que entre los muertos han aparecido dos suicidas. No sigo con la cita y empiezo con la pregunta: ¿Es cierto esto, señor presidente? ¿Difundió usted personalmente como secretario general del Partido Socialista Obrero Español en esas horas la existencia de terroristas suicidas?”
Zapatero no contestó y se quedó en blanco. No recordó lo que dijo y no se acordó de los suicidas. Ni siquiera mentó esa palabra… Se le preguntó por el origen de la información sobre los suicidas, y tampoco contestó. ¡Mala memoria para legislar más tarde sobre la Memoria Histórica!
El tiempo ha pasado y la memoria ha ido borrando hechos tan luctuosos, pero será difícil olvidar que el bulo de los falsos suicidas fue creado para perjudicar al PP, que la Cadena SER y Rodríguez Zapatero participaron en su propagación, que hasta la fecha no han aclarado y explicado su origen y que ellos sabrán por qué.